Autor Tema: OVNIS (Leído 2713 veces)

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OLEADA OVNI SOBRE ESPAÑA

Durante las últimas semanas, los autores han vivido constantemente pendientes del teléfono, viajando de un lado para otro de la geografía española a la búsqueda de testimonios y evidencias de la presencia OVNI. Y es que desde principios de septiembre de 2011 y hasta la actualidad, España se ha convertido en el epicentro de una intensa oleada de avistamientos de No Identificados. El presente reportaje es la apurada crónica de unas apasionantes jornadas de prisas, emoción y descubrimientos.
La información comenzó a circular tímidamente por Internet minutos después de que el controlador aéreo César Cabo –conocido por haber sido portavoz del sindicato que agrupa a este colectivo laboral– escribiera en su Twitter que esa misma tarde del martes 11 de octubre de 2011, tres aviones de pasajeros en aproximación al aeropuerto de Madrid-Barajas habían detectado un OVNI en sus radares de a bordo.
Enseguida comenzamos una frenética carrera de llamadas telefónicas y correos electrónicos, hasta que por fin logramos hablar con Cabo, quien amablemente accedió a responder a nuestras preguntas. «El suceso no es nada habitual –nos confesó–. Tres aeronaves en vuelo detectaron un No Identificado en sus TCAS, un sistema de radar que avisa a los pilotos de la presencia de otros aviones que vuelan a su alrededor y, en caso de posible impacto, ofrece instrucciones para evitarlo. Los pilotos avisaron al Centro de Control, pero nosotros desde tierra no observábamos nada en el cielo y tampoco aparecía ninguna señal de un tráfico no identificado en nuestras pantallas de radar».
El hecho causó momentos de tensión entre los controladores de guardia, pues todavía no se explican cómo esa elusiva aeronave no identificada había sido detectada por los TCAS los aviones y no por el radar primario del Centro de Control. «El primario detecta todo lo que se mueve; funciona enviando una señal que rebota en cualquier aeronave y devuelve la ‘lectura’ al radar», aseguraba Cabo, aún sorprendido por tan inusual incidente. Este suceso despertó su curiosidad, así que comenzó a preguntar a sus compañeros en busca de más experiencias OVNI. Y lo que se encontró, le causó todavía más estupor: «Una controladora me contó que, hace unos quince años, los pilotos de dos aviones que volaban sobre el Océano Atlántico, cerca de las costas gallegas, observaron una enorme estructura voladora con luces que se introdujo en el mar. Otro compañero me narró el caso de los pilotos de dos aviones que se desplazaban sobre Menorca, y contemplaron cómo un aparato con unas potentes luces a su alrededor se elevaba a toda velocidad, pasando entre ellos en un instante».
El mismo día que entrevistamos a César Cabo, comenzamos a recibir informaciones sobre nuevos casos acaecidos a lo largo y ancho de la geografía española. Fueron docenas las llamadas y correos electrónicos que llegaron tanto a la redacción de AÑO/CERO como al programa radiofónico Espacio en Blanco (RNE), en el cual ambos colaboramos. En jornadas sucesivas, el caudal de incidentes OVNI comenzó a aumentar exponencialmente: avistamientos, filmaciones, encuentros cercanos… España se había convertido en el epicentro de una oleada de No Identificados en toda regla. Sin dudarlo, tomamos nuestras mochilas y nos lanzamos a las carreteras para hacer lo que más nos gusta: perseguir ovnis

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EL GIGANTE ROJO DE MONTAÑA ALTA

Rescatamos el primer «encuentro cercano» de la ufología en canarias

Dos investigadores canarios rescatan para AÑO/CERO el primer encuentro cercano de la ufología en ese archipiélago. Nos referimos a la observación de un «gigante rojo» en unos montes próximos al municipio de Santa María de Guía, en Gran Canaria. Los hechos tuvieron lugar durante el verano de 1959, anticipándose en 17 años al emblemático suceso conocido como el de los «Gigantes de Gáldar», célebre encuentro con humanoides con el que, por cierto, guarda un desconcertante parecido.
A contrarreloj y cuando dábamos por perdida la posibilidad de localizar –tras más de medio siglo– a los protagonistas del que posiblemente haya sido el primer encuentro cercano de la ufología canaria, la fortuna se puso de nuestro lado, premiando nuestra perseverancia. El destino nos hizo un primer guiño cuando, sin saberlo, estacionamos nuestro vehículo a unos metros de distancia del domicilio del hermano y sobrino de las protagonistas del caso. A Francisco no hizo falta insistirle demasiado; ni tampoco él necesitó de muchas palabras a la hora de confirmar los escasos datos que manejábamos. Efectivamente, su hermana había visto algo muy extraño siendo niña. Sin duda, se trató de algo «raro, una luz que se le apareció con alguien dentro, como ella y mi tía han contado y sabe toda la familia desde siempre», nos confirmó Francisco.
Todo apuntaba a que en aquel rincón de Gran Canaria había tenido lugar un encuentro en la tercera fase, que había pasado completamente desapercibido a los ufólogos, algo si cabe más extraño teniendo en cuenta que esa zona de la isla fue precisamente el escenario del mítico caso de los «Gigantes de Gáldar», el famoso y discutido encuentro con humanoides protagonizado, entre otros, por Francisco Julio Padrón, médico de la localidad de Guía. Pero lo más turbador de todo era que entre ambos casos había ciertas similitudes, difíciles de atribuir al azar…
Por fin estábamos en la senda correcta, de manera que unas breves y útiles indicaciones de Francisco nos bastaron para situarnos, minutos más tarde, a unos metros de distancia del punto exacto donde aquel OVNI había rozado el suelo. Habíamos dado con la zona cero del encuentro, el lugar donde algo ajeno por completo a lo cotidiano había convertido –cincuenta y tres años atrás– la noche en día.
Pero nadie en ese alejado paraje enclavado en Lomo El Pino nos salió al paso en aquel momento. Era evidente que el destino estaba empeñado en dosificar nuestra aproximación a este «expediente X», y no fue hasta varias semanas más tarde que pudimos vernos al fin, frente a frente, con Isabel.
Para entonces ya habíamos conversado largo y tendido con ella, pero hacerlo en el lugar de los hechos necesariamente nos brindaba una perspectiva más completa y enriquecedora. Al resguardo del frío y de una pertinaz llovizna, nuestra lúcida y vivaz interlocutora rememoró su encuentro con el misterio, asegurando que nada había cambiado en todos estos años. El tiempo parecía haberse detenido en aquel paraje rural del barrio de Montaña Alta: «Todo sigue igual, incluso ese montículo y la vegetación parecen las mismas que donde se colocó aquella figura y el ‘planeta’ dentro del que estaba»

Fuente: Año Cero

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