Un mensaje en una botella interestelar.
En este año se cumplen justo 25 años que la sonda estadounidense, Pioner abandonó el sistema solar rumbo a lo desconocido, a la espera de que en su camino se cruce algún representante de una civilización extraterrestre.
Fue la primera nave en ir más allá de la órbita de Plutón en busca de un histórico contacto del que, si algún día llega a producirse, la Tierra no tendrá noticias.
Su último murmullo, prácticamente indescifrable, fue captado por los científicos de la NASA el 27 de abril del 2002, cinco años después de que se diese por finalizada una misión que cambió el rumbo de la exploración espacial al convertirse en la primera sonda en sobrevolar Júpiter y traspasar el cinturón de asteroides.
Desde entonces ya no se tienen noticias de la Pioneer, que en su lomo porta una placa con un mensaje simbólico en el que se da a conocer la existencia de la Tierra y del ser humano a una hipotética civilización interestelar que pudiese interceptar la sonda.
La imagen recoge la figura de un hombre y una mujer, así como indicaciones sobre la ubicación de la Tierra en el universo con indicaciones técnicas que se escapan a los profanos, pero que cualquier civilización avanzada podría comprender.
La placa con el mensaje cifrado fue diseñada por el astrónomo y divulgador científico Carl Sagan, quien persuadió a la NASA para que la transportara.
Para nosotros la misión terminó cuando se cortaron las comunicaciones.
No sabemos nada de Pioneer 10, pero suponemos que ha seguido su viaje por el cosmos en busca de su destino final», explicó a la agencia Efe un portavoz del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. La trayectoria de la Pioneer la llevará hacia Ross 248, una estrella de magnitud 11 situada a 10,3 años luz de la Tierra, en la constelación de Tauro.
El encuentro tendrá lugar dentro de 300.000 años. Luego se dirigirá a la estrella Aldebarán, cuya distancia tardará dos millones.
Nota
edro Ávila Rubio.
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