Playa Fish Hoek (Sudáfrica): el paraíso de los tiburones blancos
Los tiburones blancos son los reyes de la Playa Fish Hoek, en Sudáfrica. Cada año decenas de bañistas son atacados por estos grandes escualos, que con la llegada del calor se vuelven agresivos. Estas aguas atlánticas albergan una de las mayores poblaciones de tiburones blancos. Una bandera avisa del peligro de los ataques. ¿Alguién le apetece un baño?
El Ca n del Antílope (Estados Unidos): un lugar mágico y peligroso
En el norte de Arizona existe un lugar asombroso esculpido por las corrientes de agua: El Cañón del Antílope o, en idioma navajo, Tsé bighánílíní, que significa "el lugar donde el agua corre a través de las rocas". Se trata de un estrecho desfiladero tan bello como peligroso. Sus paredes verticales y sus haces de luz llenan este lugar de magia. Para conocerlo es obligatorio hacer la visita con un guía local. Las lluvias torrenciales son capaces de inundar las grutas en tan sólo minutos y dejar atrapados a sus visitantes. En 1997, al menos 11 turistas murieron en este lugar.
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Autopista de Tarim (China): la mayor autopista en un desierto
Entre las grandes dunas del Desierto de Taklimakan se encuentra la autopista de Tarim, la mayor construida a través de un desierto. Con 522 kilómetros de recorrido, esta carretera se encuentra en una de las regiones más extremas del mundo: un desierto de 270.000 kilómetros cuadrados conocido como el 'Mar de la Muerte'. En su trazado apenas hay gasolineras o restaurantes donde abastecerse. Además, el avance de las dunas se come en ocasiones varios tramos de carretera, aumentando así el peligro. Los locales tienen un dicho: 'si entras no podrás salir'.
Trollstigen (Noruega): la Escalera de los trols
Trollstigen, también conocida como la 'Escalera de los trols', es una carretera de vértigo (literalmente) situado en Noruega. Incluida en el ranking de las más peligrosas, su inclinación del 9% y sus peligrosas curvas de 180 grados sobre laderas casi verticales son capaces de poner los pelos de punta al conductor más experimentado. La belleza del lugar y la habilidad de los ingenieros en construir este camino hacen de Trollstigen una atracción turística en sí misma. Durante su recorrido existen varios miradores desde donde disfrutar de este zigzag dibujado sobre los impresionantes fiordos
Desierto de Danakil (Etiopía): el punto más caliente de la tierra
En Etiopía, dentro de la Depresión de Afar, descubrimos uno de los puntos más calientes de la tierra: el Desierto de Danakil. Sus temperaturas superan los 55 grados centígrados durante el día. El paisaje, considerado una de las zonas tectónicas más activas del mundo, es inhóspito. Aunque también bello: la región del volcán de Dallol (en la foto) ofrece un bonito escenario de colores verdes, amarillos y anaranjados causados por el azufre, el sulfuro y la sal. Parece que estuviéramos en otro planeta (o en el infierno) .
Gansbaai (Sudáfrica): playas infestadas de tiburones
El pequeño pueblo pesquero de Gansbaai, en Sudáfrica, es conocido como la bahía de los gansos. Aunque lo cierto es que debería conocerse como la bahía de los tiburones, a quienes debe su fama. Considerada como la capital mundial del gran tiburón blanco, sus playas estan infestadas de estos grandes depredadores. Aquí el buceo en jaula es todo un must para quienes busquen emociones fuertes.
Sahara (África): una travesía peligrosa
El Sahara, el desierto más extenso, es también uno de los rincones del mundo más peligrosos si no se toman precauciones. Atravesar este paraíso de arena requiere estar bien informado, conocer las rutas a seguir y prepararse bien para soportar temperaturas extremas, posibles golpes de calor, e incluso el encuentro con animales peligrosos como escorpiones o víboras. Lo importante aquí es no perderse
K2 (Himalaya): la montaña de la mala reputación
La segunda montaña más alta del mundo después del Everest, el K2, es además una de las más mortíferas de todas. Las estadísticas hablan de que uno de cada cuatro montañeros muere ante este gigante. Más datos: poco más de 300 alpinistas han conquistado su cima, mientras que más de 5.600 han pisado lo más alto del Everest. Su mala reputación convierte este ochomil en toda una obsesión para los montañeros más expertos.
Cráter de Darvaza (Turkmenistán): la puerta al infierno
En el gran desierto de Karakum, en Turkmenistán, se encuentra el Cráter de Darvaza, una enorme cueva subterránea llena de gas natural que lleva más de 40 años ardiendo. Se la conoce como La Puerta del Infierno. Con 60 metros de diámetro y 20 de profundidad, esta cueva es todo un espectáculo de fuego. La historia cuenta que un grupo de geólogos soviéticos descubrió esta gran cámara de gas en los años 70. Para comprobar lo que había dentro, decidieron encender la llama. Desde entonces no ha parado de arder.
Blue Hole (Egipto): El cementerio de buceadores
Hablar del Blue Hole de Dahab, en Egipto, es hablar de un cementerio de buceadores. Se habla de que en su fondo se acumulan más de un centenar de cuerpos. El Blue Hole es en realidad una laguna de coral que conecta con mar abierto a través de un gran arco azul de 26 metros. Su belleza atrae a mucho buceadores que deben sumergirse a más de 60 metros de produndidad. El peligro llega cuando el buzo se desorienta y no encuentra el camino de ascenso hacia el mar, y en lugar de subir, sigue camino del fondo.
Acantilados de Moher (Irlanda): cuidado al asomarse
En la costa oeste de Irlanda, en el condado de Claire, encontramos unos majestuosos acantilados: los de Moher. Se extienden durante ocho kilómetros y alcanzan un altura de 214 metros sobre el mar. No hay vallas ni protección. Un cartel advierte del peligro de asomarse al borde del precipicio e incluso hay pequeños homenajes espontáneos a las personas que han perdido aquí la vida. En días de fuerte viento hay que tener especial cuidado y no acercarnos demasiado al abismo. Un desafortunado golpe de viento puede hacernos perder el equilibrio
Reserva Natural Tsingy (Madagascar): el bosque de piedra
La Reserva Natural de Tsingy, en Madagascar, esconde un gran bosque de piedra caliza cuyos afilados pináculos parecen cortar como navajas. Un peligro sobre todo para los visitantes despistados que quieren adentrarse en su interior. Tsingy significa en malgache, la lengua autóctona, 'donde no se puede caminar descalzo'. Sólo los hábiles lémures transitan libremente por este peculiar bosque de roca.
Río Zambeze (África): el más peligroso para hacer rafting
El río Zambeze, en África, es el más peligroso para hacer rafting. La fuerza salvaje de las corrientes origina olas difíciles de controlar con los botes. Es tal la fama de este río, que es conocido como 'suerte o muerte'. La violencia de sus rápidos, largos y con pendientes y caídas- hace que esta experiencia sólo sea apta para los más expertos con los remos. El río Zambeze es el cuarto más largo del continente africano y su volumen de agua es cuatro veces mayor que el río Colorado (EE UU) en su época más fuerte.
Selva Amazónica (Sudamérica): la fauna más salvaje y peligrosa
A orillas del río más caudaloso del mundo, el Amazonas, crece con el mismo nombre el mayor bosque tropical, el más exuberante, colorido y espectacular del mundo. Pero también el más peligroso. Adentrarse en el Amazonas tiene sus riesgos. En su interior vive una fauna salvaje fascinante: jaguares, anacondas, anguilas eléctricas, ranas venenosas, caimanes, tarántulas, pirañas, etc. A lo que hay que añadir los diferentes tipos de insectos, para los que el hombre se convierte en carne de cañón. La picadura de una hormiga isula, por ejemplo, es neurotóxica y capaz de producir taquicardias
Gran Barrera de Coral (Australia): sus medusas son letales
La Gran Barrera de Coral Australia es todo un Jardín del Edén para los buceadores. En la zona de Queensland, esta aventura puede convertirse en una pesadilla si no se toman precauciones ante las letales medusas. Un ejemplo: la especie irukandji puede provocar la muerte con sus picaduras. Su veneno es cien veces más toxico que el de la cobra. La mejor protección para estos animales es ponerse un traje de neopreno desde el cuello hasta los talones, sobre todo entre octubre y abril, época en la que las medusas invaden la zona.