Talbot Horizon GL Automático
En el Horizon Automático confluyen una serie de características, que unidas entre sí nos da un resultado más que aceptable. Y personalmente creemos que es un automóvil capza de difundir el automatismo en nuestro país al nivel que este refinamiento se merece. Porque, a fin de cuentas, el cambio automático es un refinamiento. es evidente que tiene sus desventajas, pero éstas son sacadas a relucir sobre todo por el usuario adverso al automatismo por definición, en tanto en cuanto un coche automático no se conduce igual que un coche de cambio manual. Pero entre la gran masa de usuarios españoles, ¿cuántos en verdad aprovechan al máximo las posibilidades de un cambio manual? ¿y cuántos con el corazón en la mano preferirían conducir un coche con cambio automático? Creemos, respectivamente, que pocos y muchos, tanto que en definitiva un porcentaje superior al 30 por 100 de los conductores nacionales conducirían más gustosos el coche automático
EL AUTOMATISMO CLASICO
En el puesto de conducción, el pedal del freno es de mayor tamaño y la palanca del cambio es la tradicional de los coches de Villaverde, tapicería en paño, salpicadero algo aligerado y alguna que otra nota lo personalizan frente al GLS.
Una vez puesto en marcha, en frío puede tener alguna tendencia a calarse si arrancamos con la palanca en la posición D, que, como es habitual, abarca las tres relaciones del cambio hacia delante. Si en los inicios de nuestro recorrido tenemos algún cruce, intersección o punto donde debamos aminorar la marcha, para luego recobrar velocidad, es preferible afrontarlos con la palanca en la posición 2 (abarca segunda y primera) o en la posición 1 (sólo primera), en vez de en D.
Una vez que ha cogido temperatura, las relaciones inferiores entran con rapidez y sin demora. Sin embargo, el pedal del acelerador sigue estando bastante duro; o mejor dicho, hay que pisar con fuerza inusitada cuando por ejemplo marchando en tercera a 90 km/h . queremos pasar a segunda automáticamente (a base de pisar el pedal del acelerador).
Para pasar de segunda a primera de la misma forma y si vamos a unos 50 km/h ., también hay que hacer un esfuerzo considerable, ya que debemos hundir el pedal del acelerador hasta el fondo de su recorrido. A esta particularidad se añade otra, y es que si estamos cerca del límite de velocidad de la relación inferior (por ejemplo, en los dos ejemplos antes citados), puede que ésta no entre. Así, a veces decidimos cambiar manualmente, ya sea para apurar un adelantamiento, ya para no sufrir el tiempo muerto de respuesta existente entre que se pisa a fondo el acelerador y el coche cobra velocidad. También es verdad que ese tiempo muerto de respuesta es mínimo y sólo se nota en una conducción muy rápida o exigente. Pero también es verdad que si tenemos que cambiar manualmente, ¿para qué queremos el automatismo? Sin duda, es una posición un tanto radical y sólo hemos manejado el cambio de esta manera en utilización bastante rápida. Pero, asimismo, es una forma de combinar las ventajas del cambio automático y del cambio manual. Porque si queremos reducir y frenar con el motor, podemos hacerlo a voluntad a base de palanca tirando de ella hacia atrás.