Este PEDO es largo... pero bueno jejeje: Sorpresa!!
Había una vez un hombre que tenía una pasión terrible por los porotos
cocidos. Él los adoraba, pero los porotos le provocaban "muchos gases",
creándole una situación un poco embarazosa al hombre. Un día, conoció a
una chica de la que se enamoró locamentee. Cuando estaba en vías de casarse, él pensó: "ella nunca se va a casar conmigo si continúo de esta forma".
Entonces, hizo el sacrificio supremo de no comer porotos cocidos nunca
más. Poco tiempo después, se casaron. Algunos meses más tarde, camino de regreso a la casa, a él se le descompuso el auto. Como vivían fuera de la ciudad, llamó por teléfono a su esposa y le dijo que llegaría demorado porque tenía que volver a pie. En el camino de regreso para la casa, pasó por un pequeño restaurante y el aroma de los maravillosos porotos cocidos lo cautivó, trayéndole gratos recuerdos.
Como tenía que andar a pie algunos kilómetros hasta su casa, pensó que
cualquier efecto negativo tendría que pasar antes de llegar allá.
Entonces, resolvió entrar y pidió tres platos grandes de porotos (después
de todo, él no sabía cuando iría a comer porotos cocidos nuevamente). Durante todo el camino de regreso, él se alivió de los efectos nefastos de la
comida. Cuando llegó a la casa, seguramente se sentía mejor. Su esposa lo
encontró en la puerta y parecía bastante excitada. Ella dijo:
- Querido, te tengo una gran sorpresa para vos para la cena de esta noche!
Y ella le colocó una venda en los ojos y lo acompañó hasta la cabecera de
la mesa haciéndolo sentar y prometer que no iba a espiar. En este punto, él
sintió que había un nuevo "accidente" en camino. Cuando la esposa estaba
lista para sacarle la venda de los ojos, sonó el teléfono. Ella le hizo prometer que no iba a espiar hasta que ella volviera y salió para atender
el teléfono. En cuanto ella salió, él aprovechó la oportunidad.
Volcó todo el peso de su cuerpo sobre una pierna y soltó uno. No fue muy
fuerte, pero parecía un huevo friéndose. Teniendo grandes dificultades
para respirar, agarró la servilleta y comenzó a abanicar el aire alrededor de
él.
Estaba comenzando a sentirse mejor cuando otro empezó a surgir.
Levantó la pierna y RIPPPPPPPPPP! Sonó como un motor diesel arrancando y
este olió aun peor. Esperando que el olor se disipase, él comenzó a
sacudir los brazos. Las cosas comenzaban a volver a la normalidad, cuando le vinieron ganas otra vez. Otra vez mandó todo el peso de su cuerpo sobre
una pierna y lo largó. Este fue merecedor de una medalla de oro. Las ventanas vibraban, la vajilla en la mesa se sacudía y un minuto después una rosa que estaba sobre la mesa murió. Mientras tanto, él permanecía con un oído atento a la conversación telefónica de su mujer, manteniendo su promesa de no sacarse la venda, él continuó con su "ejercicio" por unos diez minutos más, tirándose pedos y abanicando con los brazos y la servilleta.
Cuando oyó a su mujer despidiéndose en el teléfono (indicando el final de su soledad y libertad), él colocó suavemente la servilleta sobre las piernas y cruzó su mano sobre ella.
Él tenía el rostro de la inocencia de un ángel, cuando entró su esposa.
Pidiendo disculpas por haberse demorado tanto, ella preguntó si él había
espiado la mesa de la cena. Y luego de tener absoluta certeza que él no
había visto nada,
le sacó la venda y gritó: "SORPRESA!". Para shock,
horror y desesperación de él, había doce invitados sentados a la mesa a su
alrededor para su fiesta de aniversario.
[archivo adjunto borrado por el administrador]