Evitar que el CO2 se libere a la atmósfera es mucho más barato que capturarlo

Dado que la mayoría de los gobiernos del mundo aún no han promulgado leyes para reducir de manera significativa las emisiones de gases de efecto invernadero, algunos expertos han abogado por el desarrollo de tecnologías destinadas a eliminar el dióxido de carbono (CO2) directamente del aire.

Pero un nuevo estudio muestra que, al menos para el futuro cercano, tales propuestas no son realistas, pues sus costos exceden con mucho a los del bloqueo de las emisiones justo en las fuentes, como en el caso de las centrales eléctricas que queman combustibles fósiles y que tienen sistemas para impedir la emisión a la atmósfera de la mayor parte posible del CO2.

A Howard Herzog, ingeniero de la Iniciativa para la Energía, del MIT, y coautor del nuevo análisis, no le sorprende que quienes promueven esos conceptos para capturar CO2 del aire encuentren un público entusiasta. Es muy atractivo para cualquier persona, porque implica que no tiene que cambiar nada de su estilo de vida para reducir la emisión de gases de efecto invernadero y enlentecer el cambio climático global que prácticamente todos los climatólogos del mundo coinciden en afirmar que ya está en marcha. "Sería una gran solución, si fuera real", ironiza Herzog.

Herzog denuncia que cuando las soluciones de esa clase se examinan de cerca, resulta que muchos de quienes abogan por la investigación y la instalación de sistemas de captura de CO2 del aire están anunciando un costo inferior al real. Cuando se analizan los detalles técnicos, sus cálculos no se sostienen. En comparación con la captura in situ del dióxido de carbono de las centrales eléctricas con la tecnología existente y de acción medible, la eliminación de CO2 en el aire exterior acarrea procesar unas 300 veces más aire por tonelada de CO2 eliminado, porque esa es la diferencia en la concentración de CO2.


El sentido común y numerosos estudios indican que el costo de retirar una sustancia de una mezcla depende de su concentración inicial, por lo que la menor concentración de CO2 en el aire exterior hace que su eliminación sea mucho más costosa que si se hace en los gases de escape.

Después de una comparación detallada, el equipo de Herzog, Kurt Zenz House del MIT, y Jennifer Wilcox de la Universidad de Stanford, ha llegado a la conclusión de que el costo de extraer CO2 del aire exterior es probablemente de más de 1.000 dólares por tonelada de CO2 retirado, frente al costo de entre 50 y 100 dólares por tonelada que tiene con los actuales sistemas de filtrado instalados en algunas centrales eléctricas y fábricas.