Armstrong ya no es Robocop

Nunca, durante su carrera deportiva, Lance Armstrong había sufrido tanto como en este Giro de Italia. Antes, en todo caso, sufría para ganar, pero ahora sufre para no perder más de la cuenta, sabiendo que su reputación está en juego. Lo cierto, de cualquier manera, es que en los Dolomitas hemos visto un Armstrong diferente, un Lance más humano, un corredor que acusa los casi 38 años -los cumplirá en septiembre- que tiene y la inactividad, no el Robocop que podía con todo en sus años dorados y de hegemonía absoluta en el Tour.

Lance sabe que, al menos mediáticamente, sigue siendo grande, el más grande

Pese a todo, pese a que ya todo el mundo ha comprendido que no va a ganar el Giro, sigue siendo al estrella, el foco de atención de los 'tifosi'. Lance sabe que, al menos mediáticamente, sigue siendo grande, el más grande, y aprovecha para lanzar sus mensajes, bien sea de ayuda a la lucha contra el cáncer -el comité organizador de la etapa de Valdobbiadene le entregó un cheque por valor de 4.500 euros, el importe conseguido en una rifa, para su Fundación- o, como hoy ha sido el caso, en contra del patrocinador del equipo, que lleva varios meses sin pagar a los corredores del Astana, de ahí que todos, con él al frente, hayan salido con la publicidad difuminada en señal de protesta y aviso al gobierno de Kazajistán, donde ni tan siquiera descuelgan el teléfono.

Anécdotas al margen, la radiografía de estas primeras etapas del Giro ha sido la imagen de Armstrong sufriendo en los Dolomitas. "No tengo problemas en aceptar esta situación, que no es nueva para mí", se defiende él. "En los años en los que ganaba el Tour, también en el Dauphiné iba detrás de los mejores. Todo depende del grado de forma con que afrontes las carreras". El suyo, es obvio, no es bueno, aunque tampoco decepcionante teniendo en cuenta que hace mes y medio se rompió la clavícula en la primera etapa de la Vuelta a Castilla y León. "Después de ese incidente, no podía esperarme otra cosa".

"No sé si en este Giro estoy poniendo la base para ganar el Tour. Pero está claro que necesitaba correr el Giro porque antes no he podido entrenarme lo suficiente", comenta el estadounidense

Lance, pese a todo, no deja de pensar en la ronda gala. "No sé si en este Giro estoy poniendo la base para ganar el Tour. Pero está claro que necesitaba correr el Giro porque antes no he podido entrenarme lo suficiente". Pero, ¿está realmente capacitado para ganar otra vez la ronda gala? "Espero estar mejor en Francia", responde él sin dudarlo, aunque nadie sabe, tampoco él, cuál puede ser su nivel durante el mes de julio. Dependerá, sobre todo, de la forma que exhiba en la última semana del Giro, de si va a más o a menos y de si consigue, como él desea, al menos un triunfo de etapa, porque de este Giro ya no puede esperar otra cosa que eso y brillar haciendo de gregario para Leipheimer. "Si yo fuese uno de los italianos favoritos para la maglia rosa, no dormiría tranquilo pensando en Levi", de quien cree que se vestirá de líder en la contrarreloj del próximo jueves. "Y si es así tendremos que ayudarle".

Armstrong había soñado otro panorama, pensaba que podía estar otra vez a la altura de los mejores, y por eso ha vuelto, pero por el momento no lo ha conseguido. Sin embargo, aún no se le puede enterrar, después de casi cuatro años de inactividad necesitaba al menos una gran vuelta en sus piernas para recuperar el ritmo y, por si fuera poco, hace apenas 53 días se fracturó una clavícula cuando más necesitaba de que todo le fuera rodado. Habrá que esperar al final del Giro para saber, o al menos tener un indicio, de lo que puede ser capaz de hacer en el Tour, aunque hoy por hoy hay un abismo entre Contador y él.