Tres son las carrocerías disponibles en la berlina japonesa (cuatro, cinco puertas y familiar); tres son también los niveles de acabado (Active, Sportive y Luxury); tres las cajas de cambio que puede equipar (manual de cinco y seis velocidades o automática de cinco); y también son tres los motores de gasolina ofertados (de 120, 147 y 170 CV). No es difícil, por tanto, adivinar cuál es el rango de potencias de su nuevo motor turbodiésel. Lo sorprendente es su polivalencia y su mayor eficiencia. A pesar de que este nuevo bloque ha aumentado su cilindrada hasta los 2,2 litros, los registros de consumo y emisiones son más favorables que los del propulsor 2.0 CRTD de 140 CV al que sustituye.
El escalado de potencias desarrollado por los técnicos japoneses tiene su origen en las diferentes tipologías de clientes y perfiles de usuarios europeos en el segmento de las berlinas. Para dar respuesta a todos ellos, Mazda ha establecido tres niveles: 125, 163 y 185 CV.
El primero, el de acceso a la gama diésel, desarrolla 310 Nm de par, consume 5,5 litros de media y emite 147 g de CO2 por km. El segundo, el intermedio, alcanza los 360 Nm de par motor con unos niveles de consumo y emisiones idénticos: 5,5 litros y 147 gramos. Sólo la carrocería familiar presenta ligeras variaciones debido a su mayor peso y volumen: 5,6 litros de media y 149 gramos de CO . Finalmente, el más potente entrega 400 Nm de par y mantiene esos mismos registros (5,6 litros y 149 g) en configuración Berlina y Sedán e incrementa en una décima más su consumo y en tres gramos sus emisiones en la variante Station Wagon.
Para lograr unos valores tan ajustados y con variaciones mínimas en sus tres niveles de potencia se han acometido una serie de mejoras y modificaciones técnicas en el motor CRTD. Entre ellas destaca un nuevo sistema common rail con inyectores de diez orificios de pulverización (en lugar de los seis del motor 2,0 litros) que han rebajado la relación de compresión, y nuevas electroválvulas de mayor sensibilidad de respuesta. Con ello se ha logrado una mayor entrega de potencia y un significativo ahorro de combustible con excelentes niveles de emisiones. Son también nuevos el turbocompresor de geometría variable y el filtro de partículas, rediseñado para aumentar su resistencia térmica y acelerar su autorregeneración. Gracias a estas soluciones, la suavidad general de esta mecánica así como su sonoridad han sido claramente mejoradas, por lo que su agrado de conducción es ahora mucho mayor.
Otra de las novedades destacadas que coincide con la llegada de la nueva generación diésel - el resto de mecánicas disponibles en la gama del Mazda6 se mantiene invariable-es el nuevo asistente de cambio de carril. Pionero entre las marcas japonesas que se venden en Europa, se ofrece de serie en los acabados Sportive y Luxury. Este dispositivo de seguridad activa detecta, mediante dos radares situados en el paragolpes trasero, la aproximación de otros vehículos y advierte con indicadores luminosos y sonoros al conductor antes de que éste cambie de carril indebidamente.