Chico Mendes: El mártir del Amazonas

Desde la jungla del Amazonas peleo en contra de la extracción de madera ilegal, Francisco Alves Mendes Filho, más conocido como Chico Mendes.

Mendes no ganó el Premio Nobel de la Paz ni tampoco un Oscar, pero sí se ganó el respeto de toda una nación, Brasil, y el de muchas más y también el de todos los grupos ecologistas que pelean día a día por la protección del Amazonas.



En 1965 el gobierno brasileño decidió que ya no era rentable seguir “desaprovechando” el Amazonas en grupos de recolectores de caucho y tribus originarias de Brasil, por lo que comenzó a promover un proyecto para “desarrollar” esa zona mediante programas de colonización en los que se les entregó a grandes terratenientes más de seis millones de hectáreas con títulos ilegales de posesión, sin importar si esas tierras eran de poblaciones indígenas o de familias de seringueiros (recolectores de caucho).

La expropiación fue con violencia: incendios, violaciones y asesinatos marcaron el posicionamiento de los nuevos dueños de esas tierras y de la construcción de una carretera Transamazónica. Tanto la colonización como el “progreso” significó la reducción de las poblaciones indígenas radicalmente: Una tribu de 20 mil miembros pasó a tener 650 y la mortalidad infantil superó el 80%.

Pero esto no fue todo. Como si el Amazonas no estuviese lo suficientemente amenazado, se sumó la fiebre del oro que ya a fines de los años setenta llegó a su cúspide, dejando como saldo en esa época la desaparición de más de 180 mil árboles de caucho y 80 mil de castaños.

En 1983 había más de 100 mil personas viviendo en condiciones inhumanas en el yacimiento de oro que además no sólo aportaba a la deforestación del Amazonas, sino que también le aportaba una importante cuota de contaminación extra, ya que para su refinamiento se debía usar mercurio, sustancia sumamente letal para el ecosistema y quienes trabajaban en el lugar.

Fue en este ambiente en que comenzó a resaltar la figura de Chico Mendes, hijo del también recolector de caucho Francisco Mendes y que planteaba la creación de “reservas extractivas” para la recolección de caucho en el Amazonas, con la idea de que fueron zonas protegidas en donde la extracción fuera segura y en donde también se recolectaran frutos y medicinas silvestres que garantizaran la conservación del lugar y de las poblaciones tradicionales del lugar.

Estas ideas comienzan a seguidas por ecologistas de distintas partes del mundo y motivado por un par de norteamericanos, Mendes parte a Estados Unidos a explicar su proyecto a directivos del Banco Mundial –que financió durante mucho tiempo el “progreso” del Amazonas mediante su carretera y otras cosas- y senadores del Congreso, generando la atención de varios países y medios noticiosos. Como el de CNN, cuyo dueño, Ted Turner también creó la Better World Society (Sociedad por un mundi mejor) que junto a la ONU lo premiaron con el galardón Global 500 en 1987.

Frente a tal cobertura, tanto los medios brasileños como el gobierno, no pudieron seguir ignorando a un grupo ecologista, liderado por Mendes, que cada día ganaba más respaldo y credibilidad por parte de la opinión pública. Es por eso, que antes de que su ideología sobre el Amazonas siguiera expandiéndose, fue asesinado el 22 de diciembre de 1988. El crimen, fue obra de un terrateniente llamado Darly Alves junto a su hijo, Darcy, ambos miembros de la Unión Demócrata Ruralista, una agrupación de latifundistas brasileños con larga experiencia en el mundo criminal.

Mendes murió como un héroe y trascendió como una leyenda. Y como tal, días antes de su deceso, casi como si supiera que su destino estaba escrito, dijo:

“No quiero flores en mi tumba, porque sé que irán a arrancarlas a la selva. Sólo quiero que mi muerte contribuya a terminar con la impunidad de los matones, los cuales cuentan con la protección de la policía de Acre, y que ya han matado a más de 50 personas como yo, líderes seringueiros, dispuestos a salvar la selva amazónica y a demostrar que el progreso sin destrucción es posible”.







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