La situación del Atlético, de la A a la Z

                                       PEDRO RUBIO. 13.03.2009 - 14:53h

La eliminación del Atlético de Madrid en Champions ha levantado graves ampollas en el seno rojiblanco. Y más por la imagen que por el hecho en sí.

La sensación de fragilidad y de mediocridad ante el Oporto en el partido de ida fue indiscutible. Ajustada y mejorada la defensa, en el choque de vuelta la caja de los truenos se destapó en la delantera.

Abel sorprendió a todos y no alineó a Diego Forlán, el futbolista más resolutivo hoy por hoy del equipo. Agüero, desamparado, casi no tocó el balón y mandó un recado a su técnico diciendo que con él siempre jugaría el uruguayo.

Con el cuarto puesto liguero en el aire, el único asidero que le queda al Atlético para acabar dignamente la temporada, los nubarrones se ciernen sobre el Vicente Calderón. Te explicamos, de la A a la Z, las claves de estas turbulencias rojiblancas.

 

Ambición: El Atlético no ha mostrado tenerla en varias de las grandes citas de esta temporada. Se le recriminó a Aguirre, y ahora se le reprocha a Abel. Recuperar el hambre y la autoridad debe de ser una de las grandes tareas del entrenador.
Balón: En ocasiones, los centrocampistas se borran, el equipo se parte y los delanteros sólo aparecen a cuentagotas. Falta un líder que lo conduzca con habilidad enganche con solvencia la defensa con el ataque.

Calderón: No es el fortín que se le presupone a todo club grande. Sevilla, Real Madrid, Athletic y Valladolid ganaron en Liga. El Barça, en Copa. El Oporto, pese a empatar, se paseó en la Champions.

Dinero: La crisis no invita a pensar que existan grandes despilfarros para reforzar el club. Y lo que más necesita el Atlético son, precisamente, refuerzos.

Edad: Forlán, Simao y Maxi rozan los treinta años. Tres de los cuatro mejores futbolistas del equipo. Aún les queda fuelle, pero sería conveniente tenerlo en cuenta.

Fe: Sólo la tiene la afición, siempre incansable. La plantilla actual, excluyendo honrosas excepciones, da la sensación de aceptar un papel de segundones que por historia no corresponde a esta entidad.

Gil Marín: Lleva las riendas junto a Enrique Cerezo, y ha heredado de su padre el club. Que la vitrina de títulos no se mueva desde 1996 es, en gran parte, y como gestor principal, responsabilidad suya.

Heitinga: Vino como gran refuerzo para la zaga, después de sobresalir en la Liga holandesa. Por el momento, es una de los grandes decepciones de la temporada en España.

Ilusión: Recuperarla es otro pilar para esta plantilla. Quizá una buena parte de ella se quedó en Oporto, pero ante el Villarreal se juegan media Champions para el año que viene. Abel debe contagiarla.

Javier Aguirre: Ha cumplido con todos los objetivos en estos últimos años. Devolvió al Atlético a Europa. Y cada vez está más claro que, pese a su cuota de responsabilidad, el principal culpable de los males atléticos no era él.

Kun Agüero:  El emblema del Atlético. Cuando está en forma, algo cada vez más esporádico en los últimos meses, es uno de los mejores futbolistas del mundo. Si el Atlético quiere volver a ser grande, el sentido común dice que habría que retenerle.

Luis García: Fue incluido en el fichaje de Fernando Torres. En su primera etapa como rojiblanco, dejó magníficas sensaciones. Actualmente, está a años luz de su mejor nivel.

Maniche: Ha demostrado, salvo contadas excepciones, esforzarse y rendir sólo cuando ha perseguido una renovación o ganarse la titularidad. Pero su tendencia a la dispersión es preocupante, y ha perdido el puesto por deméritos propios.

Nervios: Han atenazado a varios jugadores con esta camiseta. Ibagaza es un claro ejemplo. Con el Mallorca triunfó. Con el Villarreal es la gran sensación de la Champions, tras su recital ante el Panathinaikos. Como rojiblanco, promedió una buena actuación cada tres o cuatro meses.

Oscurantismo: Los designios del club, desde la funesta intervención judicial, no transmiten confianza a la masa social. La duda sobre la capacidad de los directivos para reflotar a la institución es permamente.

Peineta: Será el próximo estadio del Atlético a partir de 2011. El traslado presagia mejores condiciones en las instalaciones, pero a la afición no le convence ni un ápice la venta del Calderón.

Quitar: Abel quitó del once inicial a Forlán ante el Oporto. La jugada le salió mal, y ahora mismo acapara una gran cantidad de debates futbolísticos, con una inmensa mayoría de opiniones contrarias a esa decisión

Raúl García: Le ha quitado el puesto a Maniche, pero no ha conseguido ser el líder que el centro del campo rojiblanco necesita. Es un buen jugador, pero ese papel le viene grande.

Soluciones:  Abel las ha encontrado en defensa, adelántandola y mejorándola. Por lo demás, quedan muchas lagunas. Sobre todo, en el centro del campo, en la mentalidad y en el ánimo de los futbolistas.

Torres        emostró un gran compromiso al club que le encumbró. Harto de tanta vulgaridad se marchó, y ahora triunfa en el Liverpool. No haber estado a la altura de ese futbolista es un fiel reflejo de la situación.

Ujfalusi: Único defensor que ha rayado a un aceptable nivel de comienzo a fin. Con jugadores de su nivel protegiendo a Leo Franco, quizá otros vientos soplarían por el Manzanares.

Victorias: Encadenó quince a finales de 2008, acabó tercero al año y el optimismo era exultante. Otra racha de esa magnitud tranquilizaría mucho los ánimos.

Xabi Alonso: Un jugador de este calibre y con su oficio sería idóneo para solventar los problemas en el centro del campo. Alguna vez ha sonado como posible fichaje rojiblanco.

Ya: Los aficionados ansían una recuperación inmediata. Una vuelta al escaparate europeo para quedarse y triunfar. Y a veces, en el ambiente, se dispara la euforia. Visto lo visto, parece que aún habrá que esperar para que el club recupere su antigua grandeza.

Zozobra: Cualquier varapalo deportivo la causa, lo que es un síntoma de la inestabilidad del club. Recupera la serenidad y trazar, con paciencia, un proyecto sólido es esencial para volver a la élite del fútbol europeo.