El Gobierno mete prisa ahora a sindicatos y CEOE para que pacten una ‘minirrefor

cotizalia.Los tiempos han cambiado. Y mucho. Ahora es el Gobierno quien mete prisa a los agentes sociales para que firmen una ‘minirreforma’ laboral. Si hasta ahora el discurso oficial era que sindicatos y empresarios tenían manos libres para negociar lo que quisieran, en las últimas semanas se ha observado un cambio de posición “perfectamente visible”, según uno de los negociadores.

Se destaca, en particular, el cambio de posición del Ministerio de Trabajo, favorable ahora a abordar cambios en la legislación laboral. Corbacho suscribe ahora las mismas tesis que desde hace meses defienden los altos funcionarios del Ministerio de Economía, convencidos de que sin una reforma laboral -por pequeña que sea- difícilmente sindicatos y empresarios van a poder transmitir un mensaje de confianza a los agentes económicos. Corbacho, hasta el momento pasaba por el miembro del equipo económico del Ejecutivo más reacio a una reforma laboral, pero ahora “ha cambiado de bando”.

Según fuentes de toda solvencia, el cambio de actitud del Gobierno (ayer Carlos Ocaña habló sin tapujos de la necesidad de una reforma laboral) ha surtido algún efecto entre los sindicatos, pero la presión es insuficiente para que las centrales afronten una reforma laboral de cierto calado. Tanto UGT como CCOO quieren primero cerrar la negociación colectiva de 2009 –algo que harán hoy con la patronal CEOE-, y una vez conseguido ese objetivo estarían en condiciones de abordar la negociación de un gran pacto de rentas a tres años, tal y como informó El Confidencial. Esas negociaciones no comenzarían, en cualquier caso, hasta entrado el año 2010, y no parece que puedan acabar en un plazo corto de tiempo. 

Subidas salariales

Aunque lógicamente a estas alturas no está delimitado el perímetro de subidas salariales, las cifras que hoy se manejan entre bastidores es que los sueldos suban entre un 1% y un 2% en los próximos tres años. Al final del periodo, y en caso de pérdida de poder adquisitivo por la inflación, se aplicaría una cláusula automática de actualización salarial. Se trata de un modelo parecido, aunque no idéntico, al firmado en la Función Pública, donde los salarios subirán un 0,3% en 2010, pero con compensación económica al final del periodo.

Las prisas del Ejecutivo tienen que ver con el hecho de que el año 2010 va a continuar siendo un ejercicio de malos resultados económicos, y aunque el Producto Interior Bruto vuelva a crecer tímidamente en la segunda parte del año, absorber una tasa de desempleo del 20% en un tiempo razonable se antoja una misión imposible. Por  eso, el Gobierno impulsa una ‘minirreforma’ laboral que se negociaría inmediatamente después de que sindicatos y patronal cierren un Acuerdo Interconfederal de Negociación Colectiva. En este caso, como indica un experto laboral, “es más importante el fuero que el huevo”. O lo que es lo mismo, lo que pretende el Gobierno es que se envíe una señal de confianza a los agentes económicos. Y en este sentido se enmarca el acto de hoy entre sindicatos y empresarios.

Ese acuerdo de rentas, según un veterano negociador empresarial ahora retirado de la primera línea, se limitará a un acuerdo salarial “y poco más”. Y es que los sindicatos continúan siendo reacios a una reforma laboral  como la plantea el Gobierno, y mucho menos en los términos que reclama CEOE. Según uno de los negociadores por parte sindical, “está todo en el albur”, y es “hablar por hablar” pensar que es posible pactar una reforma laboral en los términos que hoy están sobre la mesa: la creación de un nuevo contrato laboral con indemnización creciente.

Según esas fuentes, cualquier reforma debe centrarse en cambiar de forma radical el funcionamiento de los servicios públicos de empleo con el objetivo de mejorar la formación de los trabajadores. Los sindicatos, igualmente, quieren mejorar la flexibilidad interna en las empresas (introduciendo figuras como el llamado ‘modelo alemán’) o atajar la altísima temporalidad de la economía española, y que está comenzando a repuntar. Estarían dispuestos, además, a introducir cambios en el sistema de bonificaciones, pero no quieren oír ni hablar de la introducción de nuevas fórmulas de contratación que flexibilicen todavía más el mercado de trabajo. Precisamente lo que quiere CEOE, que plantea una reforma en profundidad de los contratos a tiempo parcial.