Moncloa despedirá a los controladores que no se incorporen en seis horas en caso

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José Blanco no quiere dejar nada al azar después de la ruptura de las conversaciones con los controladores aéreos. Y ya tiene en mente un plan de contingencia extremo por si el conflicto deriva en una huelga salvaje en plena Semana Santa. Según consta en un documento interno de Aena, si sólo fuera a trabajar un 30% de la plantilla efectiva de control, Fomento prevé implicar al presidente del Gobierno. José Luis Rodríguez Zapatero anunciaría de forma inmediata que si los controladores “no se reincorporan al trabajo en las próximas seis horas serán despedidos”. 

Es sólo el principio de un cuadro apocalíptico, con la suspensión del 80% de los vuelos, el cierre de 21 aeropuertos y 14 con sólo horario nocturno. Aena también contempla en ese escenario el uso de controladores militares en hasta 24 aeropuertos. Una medida que pasaría por un plan de instrucción previo, mediante una “sesión común de un día para todos los seleccionados para conceptos generales y unificación de criterios”. También se contempla práctica de un día en el puesto de trabajo. Aena confirmó a este diario que la propuesta, de 52 páginas y entregada ayer a la prensa por los controladores, es un documento interno.

“Es normal que se manejan diferentes hipótesis ante las posibles derivadas del conflicto”, exponían fuentes oficiales. Con un 30% de la plantilla operativa, será también el momento de dar entrada en el sistema a los AFIS (un servicio de información de vuelo automatizado) en un plazo de 15 días en hasta seis aeropuertos menores (Ciudad Real, El Hierro, Huesca, Logroño, Burgos, La Gomera). Los controladores han advertido de la falta de seguridad de este modelo y, de hecho, Aena planea una “sesión de identificación de riesgos”.

No obstante, advierte que este es un escenario improbable en tanto “la mayoría perderían sus privilegios y es un colectivo que no puede trabajar en otra empresa nacional y en las internacionales tendrían que aceptar reducir su retribución en dos terceras partes”. Más improbable sería una huelga con el 0% de plantilla, pero sus consecuencias, devastadoras, también son contempladas por Aena. Supondría nada menos que el cierre del espacio aéreo español y la suspensión del 100% de los vuelos. “Se tomarían medidas de militarización de los controladores” y se declararía “el Estado de Emergencia”.

Parece difícil llegar a esta situación, ya que también se plantean en el documento “planes de escape” para el Ministerio de Fomento en caso de “fuerza mayor”. En esa situación, contempla pactar condiciones de empleo, trabajo y gestión, hincando la rodilla en las medidas disciplinarias, así como en las “contraprestaciones económicas por espacio de tiempo limitado”. Esi sí, siempre con el objetivo de preparar alternativas a medio plazo.

Gabinete de crisis con presencia militar

El documento deja claro que la estrategia de Aena está meditada desde hace tiempo. Para el seguimiento y la toma de medidas del conflicto, se plantea la creación de dos gabinetes, uno institucional y otro técnico. En ambos habría notable presencia militar. En el primero estaría representada la secretaria de Estado de Defensa y en el segundo el general José Orea Malo, jefe de la División de Operaciones del Estado Mayor del Aire. También están implicados diferentes departamente del Gobierno como Presidencia, Interior, Trabajo y Economía.

En las diferentes hipótesis que maneja Aena, la huelga legal es “probable”, sobre todo en caso de gran presión mediática. Sin embargo, la posibilidad más realista es una huelga de celo, “ya que sin hacer nada que ponga en riesgo su puesto de trabajo y condiciones, los controladores pueden dañar de forma muy importante el desarrollo del servicio de navegación aérea”. Ante esta posibilidad, se plantean medidas disciplinarias ante acciones que afecten al normal desarrollo de la operación, acogiéndose al “uso abusivo de la reglamentación, ralentización injustificada de las operaciones y el uso malintencionado de los sistemas”.

El trabajo a reglamento situaría a Aena ante problemáticas como pasajeros atrapados en origen, pérdida de enlaces, anulación de salidas de primera hora en casos concretos, posibles esperas en el aire, demoras en tierra, etc. Y tampoco plantea el gestor grandes soluciones. Sólo medidas mitigadores, como la creación de una célula de crisis o acordar un procedimiento con Bruselas para facilitar la gestión de tráfico de forma flexible.