La sombra de RAAMPuede que la trilogía de Gears of War haya concluido, pero nuestra ansia por patear Locust dista mucho de consumirse. Mientras esperamos a que se confirme la inevitable nueva entrega (se dice que bajo el seno de People Can Fly), no queda otra que amenizar la espera con el multijugador o indagar en los orígenes de la serie.
Para ello, además de recurrir a las novelas publicadas, bien haríamos en agenciarnos el segundo DLC disponible para Gears of War 3: La Sombra de RAAM.
Protagonista, Michael Barrick, salta al videojuego desde el cómic para comandar al pelotón Zeta, encargado de la evacuación de Illima. Pocos días después del Emergence Day, la ciudad se encuentra al borde del colapso, cuando los segadores tiñan el cielo de negro y den vía libre a la oleada krill.
Sí, este acto descargable está repleto de guiños al primer Gears of War, entre ellos dichas criaturas aladas, que aprovechan cualquier atisbo de oscuridad para convertirnos en despojos.
A Barrick acompañan viejos conocidos como Thai y Kim, amén de una nueva incorporación en la figura de Alicia Valera. A lo largo de los cinco capítulos que componen RAAM’s Shadow, manejaremos al pelotón entre escaramuzas (se recupera el ritmo pausado del título original), ya sea por las calles de Illima o alguno de sus edificios más emblemáticos, como el banco o una tenebrosa escuela.
Pero el mayor atractivo del paquete nos llega en aquellas secciones donde haga su aparición el mítico General RAAM, al que podremos controlar por vez primera. En lugar de disparar, dirigiremos a los krill que conforman su inexpugnable escudo, aunque también se nos permiten brutales ataques cuerpo a cuerpo.
Así, La Sombra de RAAM alterna el control de los Zeta con el del General, al que podía habérsele sacado mucho más jugo: sus fases resultan lentas y a menudo monótonas, solo compensadas por la notoriedad del personaje (manejar al malo es un aliciente que los videojuegos llevan explotando desde tiempos inmemoriales).
En el plano técnico, este DLC bebe de las excelencias visuales que nos acongojasen en GoW3 (atención a los efectos de iluminación), aunque apostando por escenarios de estética similar al primer juego (que para algo ejerce de precuela).
Nada que objetar tampoco a la realización sonora, con un doblaje de nivel y plena inmersión gracias al estruendo de las refriegas.
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