Central Lechera Asturiana, Fòrum Marítim Català y We Are Water aguantan sin problemas vientos de más de 100 kilómetros por hora. Iker Martínez y Xabi Fernández rompen una orza y logran repararla tras una odisea de cinco días de mucho trabajo y poco sueño. Los campeones olímpicos optaron por reconstruir el trozo dañado con los escasos medios a bordo en lugar de parar en Nueva Zelanda.
Mar completamente blanca y vientos de hasta 60 nudos (111 kilómetros por hora) han tenido que soportar en las últimas 24 horas los tres barcos colistas de la Barcelona World Race, que han superado con éxito la prueba. Mientras tanto, el MAPFRE ha terminado con una reparación que ha mantenido a Iker Martínez y Xabi Fernández casi sin dormir durante cinco días en los que ha estado en juego el segundo puesto de la regata.
Esta tarde las condiciones meteorológicas han mejorado ya considerablemente para el Central Lechera Asturiana, el We Are Water y el Fòrum Marítim Català, que ven cómo el temporal se aleja y pueden tomarse un respiro tras navegar en las peores circunstancias encontradas hasta ahora en esta vuelta al mundo.
Los movimientos más bruscos, las olas que barrían literalmente la cubierta y los saltos que pegaban los barcos son ya, por tanto, agua pasada. Pero las condiciones eran tan duras que los patrones del We Are Water tenían la impresión de llevar demasiada vela izada cuando sólo llevaban la mayor con tres rizos, es decir, tan reducida como podían.
Los asturianos Juan Meredizy Fran Palacio, algo más alejados del centro de la depresión, han podido mantener un poco más de trapo izado, y han podido pasar la parte más dura con tres rizos en la mayor y el tormentín en la proa.
Ludovic Aglaory Gerard Marín, en cambio, adoptaron una tercera configuración vélica distinta: a bordo del Fòrum Marítim Català arriaron la mayor y mantuvieron un foque en la proa. Con esta única vela izada han afrontado las rachas de 55 a 60 nudos que les lanzaban a largas planeadas a 23 nudos cada tres minutos. En cuanto al estado de la mar, el francés ha comentado irónicamente que las olas eran muy grandes, pero llegaban “más ordenadas que la habitación de Gerard”. En las últimas cinco horas, el Fòrum Marítim Català ha mantenido la velocidad más alta de la flota, a una media de 19,2 nudos.
Odisea de cinco días a bordo del MAPFRE
Si en los tres barcos de cola esta profunda depresión austral se ha saldado sin daños, Iker Martínez ha explicado hoy que hace cinco días chocaron contra algo y perdieron un metro o metro y medio de una de sus orzas. “Sin orza puedes sobrevivir de aquella manera hasta el cabo de Hornos, pero después olvídate”. Los bimedallistas olímpicos descartaron de entrada parar en Nueva Zelanda para reparar, por cuanto les suponía permanecer como mínimo 48 horas en puerto.
Se impusieron por tanto reparar la orza ellos mismos. “Esto se dice fácil, pero a bordo no lo es”, ha reconocido Iker. “Primero manejar una pieza de éstas, de 100 kilos y más de cuatro metros entre dos navegando, ya es complicado”.
Finalizada la primera fase de sacar la orza y dejarla en cubierta, intentaron reconstruir la parte perdida utilizando, entre otras cosas, “la espuma del asiento de conducir” y le dieron la forma más aproximada posible. “Tras un par de días sin dormir demasiado pues las únicas horas de las que puedes rascar de lo que hacemos a diario en el barco es del sueño”, empezaron a laminar. “Y ésa era otra historia”.
“No nos veíamos capaces de mover la orza” de la cubierta, por lo que decidieron laminarla allí mismo. Pero el tiempo empeoró y pese a tapar la zona trabajada para que no se mojase, al día siguiente la orza estaba empapada, la resina no había curado.
El siguiente paso fue desplazar la orza hasta la entrada de la cabina. “Dentro del barco por la noche había 10º C. No era suficiente, así que hicimos un pequeño horno y con el motor del barco conseguimos que en esa zona la cosa mejorase un poco”.
“Estábamos los dos muertos”
Al día siguiente retiraron unas telas que no habían pegado, “pero otra parte tenía mejor pinta”. Les quedaba sólo una noche más antes de que se hiciera imprescindible volver a poner la orza en su sitio, y decidieron acabar el trabajo con masilla. “Pero si necesitábamos cinco botes, teníamos uno”. Tras una nueva noche con “motor, horno y todo tipo de ideas raras”, con el Estrella Damm pisándoles los talones, tuvieron que trasluchar e inmediatamente después el viento subió a 25 nudos. “¡Imposible intentar poner la orza con agua por cubierta! Demasiado peligroso, podría golpearnos, así que la atamos lo mejor posible”. Las previsiones meteorológicas les anunciaban una tormenta dentro de dos días, por lo que en cuanto el viento bajó de los 20 nudos, colgaron la orza de una driza y lograron colocarla en su sitio.
“Estábamos los dos muertos, agotados, vacíos de fuerzas y en ese momento llegaba un parte donde veíamos que el Estrella Damm estaba a poco más de 10 millas, pero habíamos conseguido reparar y colocar sin que nos pasasen. ¡Estábamos encantados! ¡Nos sentíamos como si hubiésemos salvado una pelota de set!”, ha declarado Iker.
Terminada la reparación, el MAPFRE parece haber recuperado su mejor rendimiento y ha incrementado su ventaja sobre el Estrella Damm a las 45 millas, 32 más que ayer, al tiempo que han recortado su diferencia con respecto al líder, un Virbac-Paprec 3 que ahora tienen a 481 millas. En los próximos días estos tres barcos, y seguramente también el Groupe Bel, afrontarán una borrasca “más grande”, en palabras de Alex Pella.
La batalla entre GAES Centros Auditivos y Hugo Boss
En cambio, el Renault Z.E. ha quedado unas horas bajo la influencia del anticiclón situado en el Suroeste de Australia y se encuentra ahora a algo más de 1.100 millas del líder. Inmediatamente detrás del barco de los santanderinos Pachi Rivero y Toño Piris, el Mirabaud ha seguido escapándose del Neutrogena, mientras el Hugo Boss se ha situado a sólo 7 millas detrás del GAES Centros Auditivos, pero 20 millas más al sur.