Hace más de 30 años que se extinguió la marca de motocicletas Ossa, sin embargo ésta permanece en la memoria de todos los amantes del mundo de la moto, y, afortunadamente, también permanecen un buen número de unidades, algunas de ellas en excelente estado de conservación. Como buena prueba de esta afirmación, desde principios de este mes de abril es posible contemplar todos modelos del fabricante español en el Museo Ossa. Situado en la localidad Utebo (a 10 minutos de Zaragoza) en un edificio de tres plantas y 1.200 metros cuadrados, esta colección incluye alrededor de 180 motocicletas y decenas de cámaras de cine y aparatos de sonido (actividad inicial de Ossa).
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Y es que quizá no todos los conocedores de estas motos clásicas sepan que la marca Ossa comenzó su andadura en los años 20 fabricando máquinas de cine. De hecho, sus socios fundadores patentaron un sistema mediante el cual se unía por primera vez la imagen y el sonido en el cine (hasta entonces se proyectaba en las salas el cine mudo), y de este modo nació Orpheon Sincronic Sociedad Anónima (OSSA). Junto a los proyectores para la salas de cine (en los años 60 el 90% de los proyectores instalados en cines de España eran de la marca), Ossa creó también altavoces, tocadiscos, amplificadores o máquinas de coser. A todos estos artículos el Museo Ossa de Utebo (Zaragoza) dedica enteramente su primera planta, donde del mismo modo incluye carteles explicativos de su historia, documentos técnicos y diversos accesorios.
Don Manuel Giró, uno de los creadores de la empresa Ossa, también se dedicaba a la construcción de motores para fueraborda (motores Soriano). A la vez, sentía una gran afición a la motocicleta, y adquirió entre otras alguna Norton y BMW, a las que terminó por implantarles su motor Soriano y compitiendo en carreras nacionales. Llegó 1948 y Ossa presentó su primer modelo de motocicleta: la 125, popularmente conocida como “Fuelles”, nombre que hacía referencia a su avanzado sistema de suspensión.
En las siguientes décadas Ossa continuó imparable su actividad, llegando a fabricar alrededor de 170.000 motocicletas. Fue entre los años 67 y 77 cuando la marca española experimentó su máximo esplendor, exportando más de 50.000 unidades al mercado estadounidense y europeo. Si bien para España iban destinadas la gran mayoría de las motos de carretera, las de campo fueron en un principio casi todas para USA, donde se utilizaban con éxito para carreras de motocross, trial o dirt-track.
Pero a finales de los 70, debido principalmente a la entrada de las marcas japonesas –las que comenzaron copiando la tecnología de estas motos y posteriormente la mejoraban y fabricaban con costes menores- las marcas españoles comenzaron su declive, lo que llevó a Ossa a cesar definitivamente su actividad en 1984. No obstante, durante sus 34 años de existencia cosechó una excelente fama por la dureza y fiabilidad de sus máquinas y por los éxitos en competición tanto a nivel nacional como en el Campeonato del Mundo.
El Museo Ciencia y Tecnología Siglo XX Ossa de Utebo (Zaragoza) recoge la trayectoria de la marca en su totalidad. Entre la segunda y tercera planta del museo se hayan alrededor de 180 motos, divididas en la segunda planta, los vehículos prototipos y elementos relacionados, y en la tercera, la motocicletas fabricadas en serie. En definitiva, una colección extraordinaria y sin precedentes en España que además está expuesta en un edificio construido para tal fin, y que destaca por su buen acondicionamiento, incluido un espectacular ascensor con decoración de la marca Ossa. La tarea de recopilar semejante testimonio de la industria de la motocicleta no ha sido fácil, pues algunas de las motocicletas han tenido que localizarse en Estado Unidos. La idea nace de una iniciativa totalmente privada, y de una afición por la marca Ossa de más de 20 años coleccionando y restaurando modelos. Su director decidió ahora hace dos años crear este museo, y sin ningún tipo de subvención ni de colaboración por parte de organismos públicos ha logrado abrir esta estupenda colección que a buen seguro dejara fascinado a todo aficionado al mundo de la moto; y también del cine.