Se le acabó el fútbol...
Sí. Después de 13 años como profesional y haber estado un año fuera de casa creo que me llegó el momento de colgar las botas, regresar y mirar la vida de otra manera.
¿Hablaba con Juanjo, Bedia y Sarmiento del Racing?
Sobre todo con Juanjo y Edu Bedia pues tenemos una relación de hace muchos años. Quedábamos para ver los partidos del Racing y analizar la situación. Edu tiene que volver y en Salamanca acabó muy bien la temporada, a pesar del descenso y creo que, la campaña que viene, puede tener oportunidades en el Racing
¿Cuáles fueron su mejor y peor momento en el Racing?
Momentos buenos ha habido muchos, sobre todo las dos veces que subió el equipo al Ayuntamiento por el ascenso y por lograr la UEFA. Salir al balcón y ver en la plaza a tanta gente fue algo impresionante y, sin duda, uno de los momentos más especiales en el Racing. ¿Malos? Las lesiones. Me operé cuatro veces de la rodilla y eso es bastante complicado. Ver que trabajas 8 ó 10 horas al día en rehabilitación y no poder estar junto a tus compañeros para ayudarles es muy duro.
Y ahora, ¿qué hará?
Ahora mismo ni me lo he planteado. Acabo de aterrizar en casa, estoy asimilando poco a poco la nueva situación en la que estoy. Hacer algo tendré que hacerlo; no puedo estar sin hacer nada mucho tiempo, necesito sentirme útil.
Siempre se ha comentado que tiene madera de entrenador, carisma, carácter...
Todo el mundo me dice lo mismo. Tengo dos títulos de entrenador, me falta el último que no pude sacar al marcharme a Salamanca. No lo sé. Realmente, aún no me lo he planteado. Hay gente que lleva muchísimos años en este mundo y hay que tenerles un mínimo de respeto. De momento, yo sólo he jugado al fútbol y no sé si sirvo o no para ser entrenador.
¿Ha hablado con el Racing o se han dirigido a usted?
No, no, no. He tenido llamadas desde el club pero para felicitarme por mi carrera o para preguntarme cómo me encontraba después del descenso, pero sobre el futuro todavía no hemos hablado. Y es lógico; la prioridad del Racing en estos momentos es arreglar todos los problemas que tiene y, después, ya se verá.
Desde la distancia, ¿cómo ha visto a su ex equipo?
Deportivamente le he visto bien. Claro que también pasaron por momentos malos, sobre todo cuando cesaron a Portugal, pero con la llegada de Marcelino todo se encauzó un poco y a pesar de todos los problemas económicos que han padecido, con todas las promesas incumplidas por el dueño, la gente, el vestuario que yo conozco, sabía que iba a sacar adelante el asunto. Había gente con mucho peso que sabía que iba a responder.
Sorprendió mucho el descenso del Salamanca después de su inicio de campaña...
Ha sido muy raro. Nadie se lo explica. Empezamos muy bien, hasta diciembre estuvimos en puestos de ascenso, la gente estaba superilusionada, pero luego entramos en una racha de 11 derrotas seguidas, no sumamos ningún punto. La gente no supo asumir esa situación, el vestuario pecó de inmaduro y se descendió
¿Y eso motivó su adiós?
Tras 12 años en Santander quería saber lo que era vivir y jugar al fútbol fuera de casa. He estado un año en Salamanca, ha sido bastante duro sin mi familia. Luego te planteas cosas, tus prioridades en la vida y con tanto tiempo para pensar te das cuenta que lo que realmente te hace feliz no es el hecho de jugar al fútbol, sino estar cerca de los tuyos. Y en ese sentido tengo las prioridades muy claras y decidí colgar las botas. Me encantaría seguir jugando al fútbol, pero la balanza de mis prioridades siempre se ha inclinado para el mismo sitio.
¿Quién considera que ha sido su mejor entrenador?
Tuve varios. Yosu, que fue el que me dio la oportunidad; Preciado, con el que siempre he tenido una relación impresionante, Quique Setién. Si nos centramos sólo en éxitos deportivos y por el rendimiento que ha conseguido del Racing creo que Marcelino.
¿Y el peor?
No por el hecho de confiar o no en tí, si no por verle trabajar y, sobre todo, por el trato que daba a la gente de abajo, de la cantera, creo que Andoni Goicoechea fue de los que peor recuerdo guardo.
¿Y los compañeros?
Con mis mejores amigos he coincidido en el Racing; Matabuena, Dani Cobo, Juanjo. Muchos, Pablo Casar es otro.
¿Qué recuerda de su debut en Primera División?
Me acuerdo como si fuera hoy. Me llamó Nando Yosu, el 13 de diciembre de 1998 y me dijo que estuviera tranquilo, que saliera al campo y lo hiciera cómo venía haciéndolo en el B o en el juvenil. Que era una oportunidad única, que la aprovechara y que me comiera la hierba. (Jugó ante el Tenerife 19 minutos sustituyendo a Shustikov. Acabó sin goles).
¿Y del último?
Salí al campo sabiendo que me iba a retirar. Lo tenía decidido hace varios meses. Se lo había comunicado al club y me pidieron que no lo hiciera público hasta que acabara la temporada. Salí al campo a disfrutar, a tener esas sensaciones por última vez. Pero, en la segunda parte, la verdad es que empecé a tener un sentimiento un poco extraño. Cosas raras que se te pasan por la cabeza, algo de pena por el adiós. No sé. Pensar que ya se acababa saltar al campo junto a tus compañeros a defender a tu equipo. Fueron sensaciones raras.
Marcó cinco goles...
Sí. Personalmente, estoy muy satisfecho de mi temporada en Salamanca. Pero el fútbol es un juego colectivo y no puedo estar contento con el descenso. Para ser mi último año creo que he dejado buena imagen en Salamanca, la gente me ha tratado muy bien, con muchísimo respeto y cariño y con eso me quiero quedar.
¿La situación de los clubes de fútbol no es buena?
La economía del fútbol español es muy complicada. Estando en mi tierra lo que me preocupa es la situación del Racing. Espero que se solucione el tema accionarial, que llegue dinero y esperar que se haga un equipo competitivo.