Renault 8 TS 2ª generación
El Renault 8 TS es, sin lugar a dudas, el vehículo que más ha hecho por el automovilismo deportivo nacional, y su nombre merece, por derecho propio, escribirse en letras de oro en la historia particular de este deporte. La creación en el año 1969 de la Copa Nacional Renault 8 TS por la Federación Española de Automovilismo, en colaboración directa con Fasa-Renault, convirtió a este coche en el pionero del automovilismo deportivo nacional, enterrando para siempre el hasta entonces dominante "clasismo de la potencia", y permitiendo a todo aquel que soñara con iniciarse en este deporte la posibilidad de competir en total de igualdad con el resto de los participantes y sin un excesivo esfuerzo económico
DETALLES DEL COCHE
Sobre una base, casi en todo similar a la de los Renault-8, el TS se destaca en su aspecto exterior por los atractivos y llamativos tonos de su pintura, aunque, en realidad, durante las carreras ésta queda casi completamente tapada por números, carteles publicitarios, etc.; pero lo cierto es que si nos entretenemos en ir quitándolos nos encontramos con un coche fino y elegante. No en balde el R-8 es un coche de continua actualidad en el país desde hace más de siete años y que mantiene desde siempre una situación de privilegio dentro del mercado.
Pero donde más se aprecia la "garra" deportiva del TS es en el habitáculo, pues sin olvidar en ningún momento que es un vehículo de serie, el TS se sabe adaptar tanto a las calles y carreteras como a la pista de cualquier circuito y, por lo tanto, el interior es cómodo y elegante, pero a la vez, todo se presta a facilitar al máximo la labor al conductor.
Los asientos son de dibujo anatómico, base corredera y respaldo reclinable, para permitir así una correcta postura; ante el volante y sujetar correctamente al cuerpo en curvas; por otro lado, detalles como un asidero en el asiento del copiloto señalan que el coche no está pensado para ir despacio.
El tablero de mandos es de madera y la dotación se agrupa en cinco relojes que disponen de los aparatos necesarios para el control de la mecánica. El volante, por su parte, es de un buen diámetro y grosor, aparte de ir forrado de cuero para asegurar una correcta sujeción de la mano, y también la palanca de cambios dispone de un excelente pomo, aunque su recorrido entre marchas resulta algo largo. Los pedales, por su parte, están correctamente situados, y tienen las dimensiones adecuadas para permitir efectuar con facilidad todo tipo de maniobras. Contado esto por delante, es fácil comprender que lo más destacable del TS se centra en el puesto del conductor, pues la facilidad de los mandos, tanto principales como secundarios, es perfecta, y todo está pensado para servir al conductor, lo cual no puede ser más lógico en un coche realizado para aquellos que disfrutan conduciendo.
El resto de los detalles, tanto interiores como exteriores, son en todo similares a los de R-8, y goza de una excelente habitabilidad, confort de marcha, visibilidad y climatización. Eso sí, el motor ve aumentada su potencia nada menos que en 16 CV respecto al modelo base, pero, con todo, este coche callejea con igual facilidad que la característica en su hermano menor, y sólo cuando se pisa a fondo el acelerador se da uno cuenta de la diferencia que existe entre ambos.