SETTER: LA DAMA DE ELCHE
Los que se inician en estas lides de las motos de ayer, es bueno que sepan que la producción de motocicletas valencianas cubrió una gran necesidad de la población. Setter fue una de las muchas marcas de motos que contribuyeron a evolucionar nuestra sociedad. Y aunque actualmente cueste creerlo, hubo un tiempo en que tener una Setter llegó a ser sinónimo de prosperidad.
La idea de crear unas bicicletas con motor que aliviasen el problema de la automoción popular, surge a principios de los años cincuenta en la mente de Miguel Santonja Santonja. El sr. Santonja es un mecánico nacido en Alcoy y afincado en Elche, que ante a creciente demanda de bicicletas y velomotores, en una zona tradicionalmente rural en la que la industria se abría camino, se suma a la idea de equipar a aquellas viejas bicicletas de la época con un motor autónomo que por transmisión de rodillo las convierta en pequeños ciclomotores.... ahí comienza la historia de los motores Santonja y el principio de las futuras motocicletas Setter. En un primer momento, la marca bajo la que se fabricaban aquellos motores era “Santonja”, en lógico honor al propietario y fundador de la firma. Posteriormente se cambió de marca comercial pasando a la más conocida Setter, y bajo cuyo nombre se estuvo fabricando hasta los últimos días de la empresa.
A lo largo de mas de 20 años de existencia de la marca, fueron muchas las etapas vividas, los modelos, los cambios, evoluciones... y por desgracia poca la información que nos ha llegado hasta nuestros días. Sirva a modo de resumen que se construyeron desde motores, siempre de diseño propio, para Vicente Solá (Ducson), hasta motos completas para RMH (Rafael Mira e Hijos), pasando por numerosos modelos y motores. 44, 49, 60, 74 y 125 cc fueron las cilindradas de las Setter... A principios de los 50 el taller contaba con cerca de 30 operarios y la producción oscilaba entre las 250 y las casi 400 unidades del año 58. Difícil es calcular exactamente cuantas Setter corrieron por nuestras carreteras.... pero podríamos aventurar una cifra cercana a las 7.000 unidades, contando aparte las RMH Hispano-Villiers, y los motores Santonja para Ducson. Al final de los años 60 la producción cesó debido al desplome del sector y afectados también por el cambio de normativas acerca de los velomotores. Miguel Santonja e Hijos, comenzó entonces la fabricación de maquinaria para el calzado, llegando en las siguientes dos décadas a ser uno de los fabricantes españoles con tecnología propia, más importantes en maquinaria de inyección de suelas, con una gran introducción en mercados nacionales y extranjeros. Todas las máquinas de calzado fabricadas por Santonja, llevaron siempre la marca SETTER.
ELCHE, CIUDAD DE MOTOS
Además de las propias Setter, Miguel Santonja e Hijos, fabricó también las motocicletas RMH, para Rafael Mira e Hijos. equipadas estas con motor Villiers de 122 y 197 cc. que se fabricaron en el taller de la calle Maximiliano Thous entre febrero de 1963 y febrero de 1965 en ese espacio de tiempo, se alcanzó una producción de 585 unidades del modelo de 122 cc. denominadas A con números de chasis entre el A-484 y A-1.069. 189 unidades de 197 cc. denominadas M2 con números de chasis entre el M2-5068 y M2-5257. La sede de RMH, estaba situada en la antigua Avenida de José Antonio, Nº 8 en Valencia. Rafael Mira e Hijos fue además el distribuidor Setter en la capital valenciana; por todo lo expuesto, no nos debe de extrañar que las RMH y las Setter 125 cc. sean en realidad parientes tan cercanas que, excepto el motor, lo compartan todo. De hecho a partir de las primeras RMH, fueron las Setter las que cambiaron algunas piezas como el depósito, la caja de herramientas y el propio color de la moto, pasando de ser azules, a ser rojas como las RMH. En Elche, se fabricaron también las motocicletas Diemen, con motor Cucciolo de Ducati, que eran fabricadas por Diego Mendiola. El modelo de la fotografía esta expuesto en el Museo de Vehículos Históricos ValI de Guadalest. Las ELIG, fabricadas en la calle Marqués de Asprillas de Elche, montaban motor Villiers y estéticamente tenían un gran atractivo. Restauraciones como las de las fotografías muestran la belleza de estas motos.
EL POR QUÉ DE SETTER
Al principio de estas líneas, comentábamos que en los primeros años de la empresa, la motos se vendían bajo la marca “Santonja”. El principal rival de la marca en el mercado eran los ciclomotores G.A.C. con los que estaban en lucha constante. Uno de los distribuidores de Santonja no pronunciaba bien la c y decía a sus vendedores “tenim que acabar amb els de GAT” (tenemos que acabar con los del gato). Entre los empleados, las bromas eran constantes y todos sabemos que lo mejor para acabar con los gatos son... los perros. De las risas se pasó al “marketing” de entonces: había que elegir un nombre de perro para la moto. Pero no uno cualquiera, éste debía ser fiel, familiar, tranquilo... Una raza que diera confianza. De ahí el nombre de Setter; como veis a la pequeña motocicleta se le bautizó con un nombre fruto de un “profundo” estudio de mercado.