¿De dónde viene la frase "La Biblia en verso"?
En el año 1839, nació en Igualada (Barcelona) un hombre llamado José María Carulla, que se destacó por ser abogado, servidor del papa Pío IX y fecundo versificador que, entre otras cosas, fue fundador y director del periódico “La civilización” y célebre polemista católico.
La Santa Sede lo distinguió con la Cruz de Mérito, en reconocimiento a su ambicioso empeño en trasladar el texto en prosa de la Biblia (o parte de ella) a la forma en verso.
Desafortunadamente, la ardua tarea de versificar tan magna obra fue mucho más dura para él, que evidentemente no había sido favorecido por Dios en el reparto de talentos, particularmente en el arte de la poesía.
De manera que, el resultado del esfuerzo -concretado en setenta y tres gruesos volúmenes- terminó por ser un fárrago inaudito de rispideces que durante mucho tiempo fue motivo de broma en todos los cenáculos literarios y tanto fue así, que desde entonces, el dicho la Biblia en verso se usó como equivalente de todo aquello que, por su desprolijidad y confusión, resulta difícil de digerir
Las cosas claras y el chocolate espeso (origen de la expresión)
Cuando desde América, el monje español fray Aguilar envió las primeras muestras de la planta de cacao a sus colegas de congregación al Monasterio de Piedra, para que la dieran a conocer, al principio no gustó, a causa de su sabor amargo, por lo que fue utilizado exclusivamente con fines medicinales. Posteriormente, cuando a unas monjas del convento de Guajaca se les ocurrió agregarle azúcar al preparado de cacao, ese nuevo producto causó furor, primero en España y luego en toda Europa. En esos tiempos, mientras la Iglesia se debatía sobre si esa bebida rompía o no el ayuno pascual, el pueblo discutía acerca de cuál era la mejor forma de tomarlo: espeso o claro. Para algunos, el chocolate se debía beber muy cargado de cacao, por lo que preferían el chocolate espeso, o sea, “a la española”; para otros, el gusto se inclinaba por la forma “a la francesa”, esto es, más claro y diluido en leche. Los ganadores, finalmente, fueron los que se inclinaron por el chocolate cargado, por lo que la expresión las cosas claras y chocolate espeso se popularizó en el sentido de llamar a las cosas por su nombre.