Lamborghini Aventador LP700-4: se buscan gladiadores
El circuito de Vallelunga, a las afueras de la capital italiana, asumió las funciones que dos mil años atrás tuvo el Coliseo Romano para enfrentar a las bestias más temibles con los mejores gladiadores del momento. En la pista, varias unidades del Aventador esperaban para ser probadas por primera vez, tras la puesta de largo del coche en el pasado Salón del Automóvil de Ginebra, celebrado en el mes de marzo.
Pero sólo con echar un vistazo a los datos más relevantes del nuevo modelo, el mismísimo Espartaco, uno de los luchadores más valerosos, que fue capaz de enfrentarse al Imperio para lograr la libertad, hubiera sentido un gran respeto ante el toro más joven y poderoso de la ganadería Lamborghini.
El Aventador debe su nombre a un astado que se lidió en la plaza de Zaragoza, en 1993, y que fue premiado por su casta y bravura, algo de lo que también puede presumir este vehículo de 700 caballos de potencia, capaz de acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora en apenas 2,9 segundos y de alcanzar una velocidad máxima de 350 km/h.
Según el presidente de la compañía, Stephan Winkelmann, 'se adelanta dos generaciones a sus competidores' y, sea o no exagerada la afirmación, lo cierto es que buena parte de la tecnología empleada en este Lamborghini que sustituye al Murciélago es verdaderamente revolucionaria para un coche de calle
Muy ligero
El chasis monocasco que envuelve el habitáculo está hecho de una sola pieza de fibra de carbono, una técnica que la marca domina como pocas y que tiene innumerables ventajas: un importante ahorro de peso (en torno al 30%), una rigidez infinitamente mayor (+150%) y una notable ganancia en seguridad, pues absorbe mucho mejor los impactos. De hecho, es el mismo material utilizado por los monoplazas de Fórmula 1 actuales que, como se ha demostrado, soportan violentos golpes sin que la integridad del piloto se vea afectada.
Y es que el peso es uno de los temas cruciales en un deportivo extremo como éste, con una longitud cercana a los 4,80 metros, una imponente anchura y la altura mínima exigible para viajar confortablemente dos personas. A más ligereza mayor agilidad y precisión en la conducción, un tema que no es menor en un vehículo de esta potencia.
Al monocasco de fibra de carbono se han unido dos subchasis de aluminio, donde van ancladas las suspensiones y los frenos, además del motor en el caso del trasero y la caja de cambios y la dirección en el delantero. Completan la cura de adelgazamiento las puertas y el capó frontal de aluminio, la cubierta del motor y las aletas posteriores de fibra de carbono y las otras aletas y algún elemento más de la carrocería realizados en plástico.
Con ello el peso total del Aventador se queda en 1.575 kilos, lo que supone un ahorro de 90 respecto a su antecesor, y una relación peso potencia de auténtico vehículo de competición, con 2,25 kg/CV. También el reparto de dicho peso está muy bien estudiado. Sobre el eje trasero recae el 53% y el 47% sobre el otro.
Una novedad más, e inaudita en un deportivo de calle, es el sistema de suspensión, derivado igualmente de la Formula 1. Las cuatro ruedas van unidas al chasis por triángulos superpuestos de aluminio, pero en vez de llevar el muelle y el amortiguador en la ubicación clásica van colocados en posición horizontal, un formato que se conoce como pushrod y que proporciona una gran precisión, además de mayor eficacia, al comportamiento del coche.
Los alardes de la ingeniería también se dejan notar en el nuevo motor V12, compacto en sus dimensiones y también muy ligero, que va colocado en posición central trasera longitudinal y seis centímetros más pegado al suelo que el propulsor del Murcielago, lo que afecta de forma positiva al centro de gravedad y, en consecuencia, a la estabilidad.
Respecto al modelo predecesor gana un 8% en potencia y un 4,5% en par motor pero, sin embargo, sus consumos y emisiones de CO2 se han reducido en un 20%. Esta mecánica atmosférica de 6.5 litros desarrolla la impresionante cifra de 700 caballos a 8.250 revoluciones por minuto, con un par máximo de 690 Nm a 5.500 rpm y un gasto medio de combustible de 17,2 litros por cada 100 kilómetros, que equivale a unas emisiones de 398 gramos de CO2 por kilómetro.
Otro aspecto mecánico novedoso es la caja de cambios ISR de siete velocidades, una transmisión manual robotizada de un sólo embrague, con dos sincronizadores paralelos, el de la marcha engranada y el de la que se insertará después, de tal forma que la operación se hace de forma muy rápida y casi simultánea. El sistema patentado por Lamborghini logra que la transmisión sea más pequeña y menos pesada que una de doble embrague. Tiene tres modos de utilización, 'Strada', 'Sport' y 'Corsa', el primero de ellos suave y más confortable y el último de una brutalidad y rapidez dignas de un vehículo de competición.
En los dos primeros se puede optar por una conducción automática o mediante las grandes levas fijas en la columna de dirección, mientras que en el último el accionamiento es siempre manual, con unos tiempos en el paso de una a otra marcha de apenas 50 milisegundos, un dato impresionante si tenemos en cuenta que en un Fórmula 1 está en torno a 30 milisegundos.
Como un avión
Sin duda, el Aventador no puede negar a qué marca pertenece. Sus formas sencillas a la par que agresivas definen una estética típica en la firma del toro. Aun así, este modelo se ha hecho partiendo de cero y el proceso de diseño se ha realizado de principio a fin por ordenador, sin utilizar maquetas a escala, algo bastante inusual según Filippo Perini, director del Centro de Estilo de Lamborghini. Eso sí, los artistas del lapicero se han tenido que plegar a un buen número de exigencias funcionales, pues en un deportivo de estas características la aerodinámica y la refrigeración de los componentes mecánicos exigen un esfuerzo adicional.
Entre las curiosidades más destacables de un diseño completamente inspirado en la aeronáutica están las puertas que abren hacia arriba, los pilotos traseros, que van tan integrados en la carrocería y apenas se distinguen de cerca, o el cuadro de instrumentos, para el que se ha utilizado una pantalla de TFT-LDC con excelente resolución
El habitáculo queda claramente dividido en dos por una voluminosa consola central dominada por otra pantalla para ver, entre otras, las funciones del navegador y donde se pueden observar múltiples mandos y botones comunes con Audi. El cuero de la mejor calidad envuelve dicho interior con un lujo y confort carente de estridencias.
Condiciones atléticas
La primera toma de contacto con el Lamborghini Aventador transcurrió siempre bajo la lluvia, lo cual impone bastante cuando se llevan 700 caballos empujando detrás. Su postura de conducción es realmente impecable y cualquiera encontrará la solución ideal con la regulación de unos envolventes asientos y un magnífico volante.
Los tres modos de conducción influyen sobre cinco variantes: motor, caja de cambios, diferencial autoblocante, dirección y forma de actuar de los controles electrónicos. En la posición 'Strada' nadie tendrá la más mínima pega de conducir con tranquilidad, incluso en esas condiciones descritas donde el suelo patinaba bastante. Si pasamos al siguiente nivel, 'Sport', todavía los controles dinámicos se mantienen bastante alerta y, a pesar de cierta permisividad, podemos divertirnos sin comprometer la seguridad.
Pero cuando decidimos subir un paso más y apretar el pulsador de 'Corsa' es como si la fiera hubiese recibido la primera puya del picador y desata toda su bravura. El V12 tiene una 'patada' espectacular, a la que acompañan unos latigazos sin piedad del cambio cuando pasamos de una a otra marcha.
Con idéntica eficacia se comportan unos enormes frenos carbonocerámicos (discos de 400 x 38 milímetros delante y de 380 x 38 mm detrás), capaces de detener a la fiera en 30 metros si circulamos a 100 km/h ó en 128 metros si vamos a 200 km/h.
La tracción integral permanente, a través de un embrague Haldex de cuarta generación, es una ayuda inestimable para poder domesticar al Aventador en situaciones delicadas. En curvas rápidas se consigue pasar a velocidades de vértigo con un aplomo increíble, pero en las zonas más lentas hay que manejar bien los tiempos para que el vehículo no se vaya excesivamente de morro al abordar el viraje. Después, al dar gas a la salida también habrá que ser cuidadoso con el pie derecho porque la potencia y el par de ese sorprendente propulsor no tiene compasión con los más atrevidos.
La guinda a un cóctel de diversión asegurada la ponen una dirección extraordinariamente precisa y las grandes levas del cambio fijas sobre la columna, que facilitan su uso en cualquier posición del volante.
La expectación levantada por el Aventador le garantiza un futuro de éxito. Tras su primera aparición pública en marzo, y antes incluso de que se hayan podido publicar las tomas de contacto iniciales que se han realizado a finales de abril, ya se han formalizado alrededor de mil pedidos, lo que supone la producción de 18 meses para un modelo que no va a empezar a entregarse hasta septiembre. Los casi 350.000 euros que costará, sin incluir ninguno de los numerosos extras posibles de un amplio programa de personalización, no han hecho que sus potenciales y acaudalados clientes se hayan puesto detrás del burladero
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