Citroën DS5: buen diseño, demasiado vestido
La tercera variante de la nueva gama DS de Citroën, con la que se pretende recuperar la apreciación y la distinción que confería el antiguo tiburón a sus usuarios, tiene un excelente diseño.
En lugar de utilizar la plataforma del C5 como base, los técnicos han escogido la inferior, extendiéndola y ensanchándola hasta lograr un coche de un tamaño más comedido, pero que no envidia en nada la habitabilidad de su hermano mayor. Es un cinco puertas con un gran maletero (de 468 litros). En su interior, hay amplio espacio para que viajen cuatro adultos. Eventualmente, un quinto podría encontrar acomodo razonable en el asiento posterior. Si en este terreno hubiera que criticar algo, habría que hacerlo por el exceso de atención que ha merecido el entorno de las plazas delanteras y la relativa desatención con la que han sido tratadas las traseras. El abultado salpicadero, la ancha consola central y los mandos en el techo, crean un ambiente de carlinga de avión que puede llegar a resultar un poco agobiante.
Pese a esto, la posición del conductor es buena y los asientos, con numerosas posibilidades de regulación, sujetan bien a los dos pasajeros delanteros. En la parte trasera, el asiento es también cómodo, aunque resulta un poco bajo y esto, unido a la anchura de las butacas delanteras y sus anchos reposacabezas, crean un excesivo aislamiento en esta parte posterior.
La presentación es impresionante. Casi excesivamente rica en los detalles. El equipamiento es muy completo. Prácticamente no se puede pedir más. En cambio, llama la atención que se hayan colocado mandos de los elevalunas en la consola central, del visor de la velocidad en el techo, etcétera, todo lo cual impone un tiempo para habituarse a encontrar los mandos a la primera. Un inconveniente para quien deba alternar el DS5 con otro coche.
La accesibilidad a las plazas delanteras no supone el menor problema. Sin embargo, salir de las traseras resulta un poco más complicado debido a que el ángulo de apertura de las puertas no es grande y no es fácil sacar los pies entre el borde del asiento, el pilar central y el grueso guarnecido de las puertas.
El maletero, ya lo hemos dicho, es muy amplio y puede prácticamente triplicar su capacidad si se abate el asiento posterior. Hay que agradecer también que el vértice de carga está relativamente bajo