Ford 32 'F32 Coupé'
A menudo me planteo la diferencia entre modificar y crear, y la verdad es que viendo coches como éste, la delgada línea que separa darle forma a una idea y modificar una idea antes concebida se quiebra frágilmente.
Que no os engañen las apariencias, pues bajo la carrocería de un Ford 32 coupé se esconde la antítesis de los hot rods. En nuestro país no es muy común la fabricación desde cero de bastidores, pero en la Europa nórdica son especialistas en transformar cuatro tubos en verdaderas obras de arte.
Chasis
Los anclajes de la suspensión se han diseñado para que los amortiguadores Öhlins 46HRC funcionen tipo “push rod”. ¿Por qué tantas complicaciones para utilizar este sistema en el que los tirantes empujan al amortiguador? Porque gracias a que sólo hay esfuerzos axiales podemos bajar el centro de gravedad y reducir la sección de los brazos. Tanto este sistema como el pull-rod es el empleado en la F-1 desde hace más de cuarenta años.
Aunque el sistema de suspensión sea minimalista, también necesita barras estabilizadoras. En concreto se han instalado las de un Koenigsegg CCX que, junto con los ejes de un Saab 900 y los bujes donados por un Corvette del 89, confieren al chasis una estabilidad asombrosa.
Al colocar los bujes de un coche del 89 han sido necesarias horas y horas de soldadura, fresadora y torno para poder acoplar las pinzas AP Racing de competición y discos de 330 mm en el eje delantero y 295 mm en el trasero. Por supuesto se ha instalado una completa línea de latiguillos metálicos y se han canalizado conductos de refrigeración bajo el bastidor para evitar problemas de temperatura en los discos. Sorprende ver también que hay dos canales de refrigeración extra hacia la parte trasera de la carrocería, y es que por problemas de espacio se ha colocado el radiador de agua en la parte posterior de la carrocería.
Más de siete años hasta lograr este resultado. Bendita la paciencia de Tomas y bendita la paciencia de sus padres, que han tenido que soportar el escándalo de la fresadora en el comedor de casa durante los largos inviernos suecos. El sello “hand made” está en la mayoría de las piezas de este hot rod. Tanto el depósito de combustible como el de agua, bieletas de suspensión, soportes de componentes, etc., se han fabricado a partir de una plancha maciza de aluminio, aunque Tomas confiesa que uno de los trabajos más duros –por la precisión que requería– era mecanizar los antiguos bujes para poder montar campanas de disco y llantas monotuerca. Unas increíbles llantas Speedline de magnesio procedentes de un Mercedes DTM compradas por ebay (en Tokio se pueden encontrar llantas de la JGTC por algo menos de 15 euros) que, aunque ligeras y bellas, yo desaconsejo porque la fecha de caducidad de los componentes de magnesio es muy corta (de 1 a 2 temporadas) y ponemos en peligro nuestra integridad.
Motor
La parte delantera esconde el alma de la bestia. Para empezar, nada de motores americanos a pesar de tratarse de un hot rod. Un motor Volvo 850t5r de 2.3 litros y 5 cilindros en línea es el protagonista de una historia con final feliz, pero el camino ha sido realmente duro.
Tras decapar completamente el motor se abrió para colocar un nuevo árbol de levas balanceado, bielas forjadas SMP H-profile, pistones JE 8.5 y cigüeñal aligerado. Otras muchas piezas pasaron por rectificadora y/o mecanizado como son los cilindros, que fueron rectificados; los asientos de las válvulas se pulieron para mejorar el flujo de aire y reducir las turbulencias; la inclinación de las trompetas de admisión fue revisada para trabajar en conjunto con las nuevas válvulas, y la junta de culata se reemplazó por una diseñada para soportar grandes compresiones.
Una vez terminado el trabajo interno toca el externo, así que mientras la cuenta de Tomas decrecía de forma exponencial, el motor se iba llenando de piezas de alto rendimiento como el turbo Garret GT3071R, waste gate T5, blow off KL, colectores artesanales diseñados con tubos de 42 mm inox, inyectores de 525 cc Delphi y bomba de gasolina Bosch 044, que son algunos de los componentes que figuran en una lista que parece no acabar.
Le pese a quien le pese y por muchos puristas que digan lo contrario, los tiempos de los grandes carburadores pasaron a la historia. En una sociedad en la que prima la eficiencia, la alimentación se gestiona electrónicamente, por lo que es normal que parte del presupuesto se destine a pequeños “aparatitos” que aunque no se vean juegan un papel crucial a la hora de obtener caballos.
La inyección se regula por una centralita Nira i3 totalmente programable que además cuenta con un data logger capaz de grabar en tiempo real valores como la presión de combustible, de turbo, posición del pedal, voltajes, etc., y luego imprimirlos en gráficas para analizar el rendimiento.
Una centralita adicional se encarga del turbo exprimiendo todo el potencial en las situaciones más comprometidas, pero también mimándolo cuando es necesario (es importante que el turbo timer haga girar la turbina mientras éste se enfría progresivamente para evitar gripadas o microfisuras en los álabes).
Mucha gente se conformaría con montar un nuevo motor y caja de origen. En este caso el donante es un Ford Sierra y cede sus dos cajas de cambios (4x4) para, junto a un embrague AP Racing de 4 discos, transmitir todo el par a las cuatro ruedas.
¿Crear o modificar? Al crear algo nuevo modificando piezas existentes tienes libertad para escoger lo que quieras donde quieras. La electrónica del salpicadero cuenta con telemetría asistida por GPS que registra todos los datos y los almacena en función de un punto en el espacio. Esta tecnología permite calibrar el coche en cuestión de minutos ahorrando tiempo y, sobre todo, dinero.
Interior y carrocería
En el interior de un coche racing predomina la austeridad y la ligereza. El único adorno es la jaula antivuelco sobre la que se fijan los baquets Cobra. La posición de conducción está retrasada para un mejor equilibrio de pesos.
Otra patada en las ... a cualquier purista de los hot rods. Por mucho que no lo parezca, la carrocería está fabricada 100% en fibra de vidrio prescindiendo de la chapa; ligera y fácilmente reparable en caso de choque, eso sí, fueron necesarias muchas horas de trabajo para realizar los moldes de la carrocería original, sacar los positivos y adaptarlos al chasis tubular.
PPG pone el broche final con cuatro manos de pintura monocapa negra aplicada por su gran amigo Härstorparm, alias Jordi, y es que para mí es más fácil fabricar un potente hot rod desde cero que pronunciar correctamente un nombre sueco