El yate con garaje inundable
El último yate de CRN es un alarde técnico de casi 60 metros de eslora con un atraque para una lancha de ocho metros. Baño turco, gimnasio y un piano completan los caprichos de su propietario. Supera los 10 millones.
La naviera italiana CRN, especializada en yates de larga eslora, ya había tenido de cliente a Gianni Agnelli y a diversos jeques árabes, todos muy exquisitos. Pero este quizá se lleve la palma. Nada menos que un garaje a nivel del mar pidió para su embarcación de 60 metros, bautizada como J’ade. Un encargo insólito. Lo cierto, sin embargo, es que no parecía que hubiese mejor manera de apacar su tender, un Riva Iseo de ocho metros, para viajar con él de un océano a otro. Porque hablamos prácticamente de un trasatlántico. A una velocidad de crucero de 12 nudos (unos 22 km/h) tiene una autonomía de 3.000 millas (5.556 km), un poco más de la distancia que separa Vigo de Nueva York.
A ese garaje se accede por unas escaleras internas desde el salón de la cubierta principal, a la vez que a la gran zona de recreo de popa, el beach club, desde donde se salta sin dificultad al mar. El propio aparcamiento, que opera hidráulicamente, puede incluso funcionar como piscina, con el espectáculo añadido de las luces led que señalan los contornos (y que por otro lado sirven para no darse golpes durante las maniobras de atraque). "Al plantear esta idea tuvimos suerte de que el cliente nos dejara tirar para adelante y experimentar", cuenta Luca Boldrini, director de ventas de CRN. "No todo el mundo tiene las agallas para plantear una innovación técnica de este calado, que implica una apertura lateral en un barco de 60 metros. Lo nunca visto", asegura.
El resultado es un triunfo desde el punto de vista del diseño y la ingeniería. Cuando la puerta se abre longitudinalmente, el interior se inunda y, al atracar el Riva, pértigas y defensas hacen que se estabilice. En la parte posterior, un tanque de gasoil facilita el repostaje y una bomba vacía en tres minutos los 18.400 litros de agua que llegan a entrar. Incluso con el garaje repleto, no obstante, el J’ade puede navegar. Al otro lado queda el beach club, que despliega unas escaleras hacia el mar cuando el barco se detiene.
Con cuatro cubiertas y otra inferior, cuatro camarotes dobles y una master suite, este palacio sobre el mar acoge a 10 personas y una tripulación de 12 más el capitán. En la decoración intervino especialmente la mujer del cliente, quien se decantó por las marcas italianas Loro Piana y Fendi Club House, entre otras. El resultado es un ambiente muy refinado donde mandan los tonos suaves, que abarcan distintos tipos de beis y café, así como el verde jade, profusamente empleado en los textiles y en algunos elementos de la decoración. El yate se caracteriza también por la fusión de materiales nobles como madera, cuero y mármol. En el salón llama la atención un enorme acuario y, al final, dispone de un área dedicada a la música en cuyo centro se emplaza un piano Yamaha de cola blanco que no está reñido con la más alta tecnología: desde un iPad se controla el sistema de audio y vídeo.
Panorámicas
La continuidad entre los espacios interiores y exteriores es otro elemento distintivo del J’ade. Gracias a los amplios ventanales del salón superior, los afortunados que navegan a bordo se pueden deleitar con excepcionales vistas panorámicas. "Maximizar la visión al exterior fue uno de los grandes objetivos que se plantearon al diseñar el barco", explica Boldrini, que añade: "En la cubierta superior se contempla el océano en un ángulo de 360 grados y se disfruta en plenitud de la naturaleza, pero con el máximo de privacidad, que era otra de las metas obvias".
Concebido para navegar en compañía, en el yate se instalaron dos mesas para 14 personas, una exterior y otra indoor. Construido en acero y aluminio, incorpora instalaciones de lujo como un jacuzzi y un helipuerto (o solárium, según las necesidades) en ambos extremos de la cubierta superior, un baño turco decorado con diminutos mosaicos color esmeralda, el gimnasio... El dormitorio principal cuenta con una amplia bañera y una terraza cuyas puertas correderas de cristal se abren y cierran con solo apretar un botón, al igual que la propia barandilla, creando un espacio cerrado en caso de que se levante una tormenta. Los constructores no han querido desvelar su precio, pero, considerando el de otras embarcaciones de su estirpe, supera los 10 millones de euros.
Con esta demostración de fuerza ha cumplido CRN sus 50 años de vida, corroborando que no ha perdido comba desde que construyó aquellas primeras naves de aluminio y acero en un mercado, el de recreo, en el que aún dominaba la madera. "Nos gusta experimentar. En diseño, tamaño y prestaciones. Cada barco incorpora algún concepto nuevo. Así, nuestros clientes saben que no solo adquieren un buen yate, bonito, manejable y fiable, sino que además posee cosas que no tiene ningún otro astillero", señala Luca Boldrini. Desde 1999, el astillero se integra en el grupo Ferreti, que a su vez engloba a Riva, Pershing, Bertram... y hoy está en manos de capital oriental.
Ficha técnica
Eslora. 58,2 metros. Manga. 10,2 metros. Capacidad. 10 pasajeros y 14 tripulantes. Motores. Dos (MTU, 12V4000M63). Potencia total. 4.023 hp / 3.000 kW. Velocidad máxima. 16 nudos. Autonomía. 3.000 millas (a velocidad de crucero de 12 nudos).
Aparcamiento. El garaje inundable lateral permite guardar una embarcación sin usar grúa