El V12 Vantage S alcanza los 100 km/h en 3,9 segundos y puede lograr una velocidad máxima de 328 km/h. La potencia máxima sólo está disponible a 6.750 rpm y el par máximo llega a 5.750 rpm, pero ya entrega 510 Nm a 1.000 rpm... es decir, apenas superado el ralentí.
De ahí hasta las 8.000 rpm, todo lo que sucede es de un vértigo mareante. Al principio, el motor de doce cilindros gruñe brevemente. A partir de aquí ya no hay vuelta atrás y comienza un festival de sonidos graves que nos recuerda a aquel súper coche de producción limitada, el One-77, que llegó a superar los 700 caballos.
El propulsor va asociado a la transmisión manual robotizada de 7 velocidades ‘Sportshift III AMT’, una caja que opera de forma violenta y decidida. Rápidamente, sí, pero con evidentes interrupciones del flujo de potencia y con incómodas sacudidas, principal defecto de este no va más de Aston Martin. También se pueden seleccionar los cambios a través de las levas ubicadas tras el volante, pero aun así se aconseja aliviar la presión en el acelerador para que se engranen las marchas con más suavidad. La solución sería un cambio de convertidor de par o de doble embrague, pero no caben delante del eje delantero…
El chasis del V12 Vantage S es un monocasco de aluminio, material que se emplea en otros elementos del esqueleto del Aston (puertas, techo, capó…) y que se combina con el composite de los paneles laterales delanteros. Los frenos carbono-cerámicos también contribuyen a aligerar el conjunto, además de ofrecer un poder de detención digno del rendimiento del motor.
En el habitáculo la elegancia se mezcla con marcas de deportividad. Por ejemplo, los asientos deportivos de construcción ligera, que sujetan como un guante. Sin embargo, en el salpicadero se nota que la instrumentación no proporciona la mejor lectura, que hay demasiados botones en la zona central y que el navegador pide a gritos una generación más moderna (como en el Vanquish), lo que demuestra que poco ha cambiado con respecto a la generación del Vantage V12 de 2009.
Con 300 litros, el volumen del maletero es más generoso que el de algunos rivales como, por ejemplo, Audi R8, Ferrari 458 o Lamborghini Gallardo. Y tras estas concesiones a lo práctico, el volante -ajustable y cubierto con Alcántara- comienza a filtrar su filosofía de deportivo puro y duro.
La transmisión manual automatizada puede cambiar de modos a través de la parte superior de la consola central, mientras que el programa Sport se activa mediante un cuarto botón. Y cuanto más deportivo sea el programa de la transmisión, mayor será la velocidad de los cambios de marchas, que pueden tardar tan solo 80 milisegundos. Lleva unas levas a la izquierda y a la derecha para que las puntas de los dedos del conductor las encuentren sin el más mínimo esfuerzo.
El sistema de amortiguación adaptativa también se puede alternar entre los modos ‘Normal’, ‘Sport’ o ‘Track’. Así, el abanico de tipos de comportamiento en carretera se amplía: en ‘Normal’ el coche es mucho más suave que el V8 Vantage S, pero también puede ser más duro, una flexibilidad de carácter perfecta para cualquier exigente conductor de coches deportivos en pleno siglo XXI. La dirección también es ahora más directa, pero la asistencia hidráulica está asociada a la suspensión adaptativa y varía de acuerdo con el tipo de programa seleccionado.
Sin embargo, el Aston más rápido de la historia también tiene algo de bipolar: en ciudad se deja llevar con la tranquilidad casi de un coche utilitario, con una media de consumo de 15,4 l/100 km. Pero en cuanto se utiliza con los ritmos para los que fue creado, es utópico intentar que quede por debajo de los 20 l/100 km.
En resumen, no se trata de un Vantage totalmente nuevo, pero esta generación V12 ahora apellidada ‘S’ constituye un significativo ‘upgrade’ en aspectos importantes en un coche súper deportivo: motor más potente y suspensión mucho más versátil. La rejilla de carbono tubular negro delante del radiador frontal, las cuatro opulentas salidas de aire en el capó, los enormes discos carbo-cerámicos ventilados y perforados, las llantas de aluminio forjado de 10 radios y tubos de escape con el grosor propio del brazo de un gimnasta son los detalles que le diferencian del Vantage anterior.